Alepo, otro fracaso humanitario (quizá el peor)

Alepo, durante 3.000 años, se entregó a la civilización mundial, y la civilización mundial no ha estado allí para asistir a la gente de Alepo cuando más nos necesitaba”.

fuente:LA VANGUARDIA



AFP

Después de muchas guerras y genocidios desde que existe una institución como Naciones Unidas, lo sucedido en Alepo ilustra como nunca el fracaso del sistema humanitario internacional. En 1995 asistimos a la masacre de Srebrenica, en Bosnia, perpetrada ante la pasividad de los cascos azules. Esta vez, en Alepo, la ONU ni siquiera ha estado presente, y todo lo ocurrido y lo que sigue ocurriendo se desarrolla fuera de la vista de testigos independientes.


El consejero humanitario de la ONU para Siria, Jan Egeland (secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados hasta ocupar ese cargo) dio en la tarde de ayer jueves en Ginebra la más dolorosa de sus ruedas de prensa, habitualmente ya cargadas de impotencia y frustración.


“Sentimos profundamente que la historia de Alepo en esta guerra será un capítulo negro en la historia de las relaciones internacionales –dijo Egeland-. Llevó 4.000 años construir Alepo, cientos de generaciones, y una sola generación ha sido capaz de derruirla en cuatro años. Alepo, durante 3.000 años, se entregó a la civilización mundial, y la civilización mundial no ha estado allí para asistir a la gente de Alepo cuando más nos necesitaba”.

En efecto, el pacto para la evacuación del este de Alepo, a cambio de la evacuación de dos enclaves en la provincia de Idlib, fue suscrito por las partes combatientes en Siria y al margen de la ONU, que no fue invitada a supervisar el proceso hasta la misma mañana del jueves, justo cuando empezaba. De hecho, señaló Egeland, no se ha dado luz verde a los humanitarios para asistir al este de Alepo hasta este mismo mes de diciembre, “cuando el área sitiada ya ha dejado de existir”. “Y hasta ahora –insistió- no hemos obtenido permiso para acceder”.

A día de hoy se desconoce el destino de 47 huérfanos en el este de Alepo. “Se trata de 47 niños pequeños, niños preciosos, que lloran por no poder salir en esta evacuación. Esperamos poder sacarlos, Unicef puede recibirlos y hacerse cargo de ellos. Pero necesitamos que las partes –combatientes- nos ayuden”.

Tampoco se sabe cuántos civiles quedan todavía en el este de Alepo y las agencias de la ONU solo son capaces de prestar asistencia a las 50.000 que en los días pasados cruzaron a la zona oeste de la ciudad, bajo control gubernamental, o al norte, un área en manos de las milicias kurdas. Pero el aspecto más complejo sobre estos desplazados es la protección humanitaria, es decir, la defensa de sus derechos. Se tiene noticia de detenciones y de personas a las que se ha despojado de sus documentos de identidad, pero la ausencia de testigos va a hacer muy difícil evaluar qué ha ocurrido y cómo.

“Todas las partes son culpables de bloquear el acceso a los trabajadores humanitarios. No puedo recordar otra guerra en la que este problema haya sido tan agudo en la última generación”

Jan Egeland


Asesor humanitario de la ONU para Siria


“La experiencia más penosa de todas estas semanas y meses de trabajo –subrayó Jan Egeland- es que no hemos podido estar presentes cuando los civiles sirios más nos necesitaban. Hay 700.000 personas en 15 zonas sitiadas además del este de Alepo, y ellas son el símbolo de esta falta de presencia, de esta falta de protección. Todas las partes son culpables de bloquear el acceso a los trabajadores humanitarios. No puedo recordar otra guerra en la que este problema haya sido tan agudo en la última generación”.

Respecto a las zonas sitiadas, el responsable humanitario se refirió en particular al distrito de Al Waer, en la ciudad de Homs, y a Madaya, enclaves rebeldes cercados ambos por las tropas de El Asad, y las localidades de Fua y Kefraya, en la provincia de Idlib, sitiadas por los rebeldes y cuya evacuación es parte del pacto sobre Alepo.

El secretariado general de Naciones Unidas ya ha expresado su preocupación por lo que pueda ocurrir ahora en Idlib, hacia donde han salido unas 8.500 personas, entre civiles y combatientes. En Idlib (provincia dominada por milicias extremistas que ahora, precisamente, rivalizan entre ellas, según diversos informes), la ONU dispone de dos enclaves en los que podría prestar auxilio a unas 100.000 personas.

Turquía está aceptando el traslado de heridos a sus hospitales pero ha cerrado al resto el paso fronterizo de Bab al Hawa. Mientras, la Media Luna Roja turca, la oenegé islamista IHH y la agencia turca para las emergencias y desastres, Afad, están preparando un campo de refugiados en el lado sirio de la frontera para unas 80.000 personas, según informa la agencia Reuters.

No obstante estos esfuerzos, si las partes combatientes siguen negando el acceso humanitario a la población civil y siguen pactando al margen de las instituciones internacionales, las ciudades de Idlib se convertirán en nuevas Alepo.

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