UNA TÉCNICA ANCESTRAL PERMITE REDUCIR LA ANEMIA INFANTIL EN LAS ZONAS ANDINAS DE PERÚ

“La labor antropológica es fundamental para dar con proyectos que se integren en la comunidad. Los pueblos altoandinos han lidiado con la anemia y han desarrollado soluciones para combatirla”.

Fuente: Accion contra el Hambre

La anemia por déficit de hierro constituye uno de los principales retos de salud pública en Perú, pero hasta ahora los suplementos de hierro que son distribuidos por el Ministerio de Salud han chocado frontalmente con su escasa aceptación cultural por las familias que viven en los Andes peruanos. Acción contra el Hambre ha abordado este problema hace unos años con un enfoque antropológico que ha conseguido reducir significativamente el déficit nutricional en varios distritos de la Región Ayacucho. “Recuperar la preparación del charqui de sangrecita y de otros tipos de charqui de productos cárnicos, una técnica de conservación ancestral, fue una de las clave de éxito”, explica desde Lima, Alejandro Vargas, coordinador de programas de Acción contra el Hambre en Perú. “Sabemos que una buena nutrición no depende solo de los alimentos sino también del conocimiento. Con este proyecto contribuimos a mejorar la disponibilidad y el consumo de hierro en la dieta infantil a partir de la identificación de técnicas locales apropiadas para su promoción y difusión, y tomando en cuenta el contexto agrícola, económico y cultural”, añade el director técnico de Acción contra el Hambre, Amador Gómez.

La anemia perpetúa la pobreza
La falta de hierro afecta negativamente al crecimiento ya que la carencia de glóbulos rojos produce un deficiente desarrollo cerebral. Cuando es la mujer embarazada quien sufre anemia es más que probable que dé a luz un bebé con bajo peso al nacer. La anemia también reduce la actividad física, social y emocional, perpetuando así el círculo entre hambre y pobreza. Gracias a la incorporación a la dieta del charqui de sangrecita con recetas tradicionalmente apropiadas para la población es posible llegar al nivel de hemoglobina necesario para gozar de buena salud.

Los proyectos de reducción de anemia implementados por Acción contra el Hambre entre 2011 y 2015 en la Región Ayacucho -en altitudes superiores a los 1000 metros sobre el nivel del mar, los glóbulos rojos tienen además más dificultad para captar oxígeno, agravando el problema nutricional-, han demostrado impactos sostenibles y se han convertido en modelos de actuación en el país. La Organización Mundial de la salud galardonó en mayo con el Premio Sasakawa 2019 al distrito de Iguaín, donde la anemia se redujo del 65% al 12%. Otros distritos en varias regiones del país vienen replicando estas estrategias y logrando reducir sus niveles de anemia infantil. Este proyecto había sido también premiado por la Fundación Mapfre como mejor iniciativa en promoción de la salud en 2016.

Un enfoque antropológico para un problema actual
“La labor antropológica es fundamental para dar con proyectos que se integren en la comunidad. Los pueblos altoandinos han lidiado con la anemia y han desarrollado soluciones para combatirla. El estudio etnográfico llevado a cabo por Acción contra el Hambre de la mano de las personas mayores de las comunidades andinas ha ayudado a dar con técnicas autóctonas para combatir la falta de hierro. El charqui es una técnica de conservación con la que la civilización inca conseguía conservar alimentos de origen animal durante largos periodos de tiempo a través de su secado al sol y adición de sal” explica Vargas. La elaboración del charqui de sangrecita consiste simplemente en secar la sangre de los animales que cocinan (elemento que se desechaba en los últimos tiempos) y añadirla espolvoreada en sus platos. Acción contra el Hambre diseñó recetas para menores de tres años y gestantes añadiendo productos elaborados y las difundió en demostraciones culinarias en las comunidades.

Próximos pasos
Acción contra el Hambre ha trabajado con la Pontificia Universidad Católica de Perú para afinar las técnicas óptimas para el uso de la sangrecita y determinar la cuantificación de la dosis. El Ministerio de Salud peruano recoge algunas de estas medidas dentro de sus recomendaciones valorando especialmente la sostenibilidad de la idea.

En un futuro queremos seguir extendiendo la aplicación de este tipo de técnicas y productos tradicionales a localidades con un contexto sociocultural y geográfico similar, que se vean afectadas por el mismo problema, dada la alta aceptación y el bajo coste. También existe un interés por aumentar el enfoque etnográfico a la hora de trabajar en terreno, pues las aportaciones locales tienen gran valor y ayudan a una integración más ágil de los proyectos. “La sapiencia de la cultura popular no debe ser menospreciada, sino, por el contrario, estudiada y redescubierta” explica Vargas.

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