Fuente: Hoy.es
Aunque ya hace días que llegó a Trujillo, la experiencia la recuerda como si fuera ayer. Ahora, pretende redactar un informe para que quede plasmado su trabajo en papel y para que este documento pueda servir para futuras propuestas. Se trata del joven trujillano Antonio Suero. Ha tenido la oportunidad de participar en un proyecto de cooperación con comunidades indígenas quechuas en Bolivia, gracias al acuerdo que firmaron en su momento el Ayuntamiento de Trujillo y la Fundación Musol. Este convenio se rubricó cuando este joven, que es ingeniero agrónomo, estaba trabajando en el Consistorio hace algo más de un año, como técnico de Medio Ambiente. La organización necesitaba un técnico con su perfil profesional.
Pasado el tiempo, ahora ha podido viajar a Cochabamba con el fin de supervisar el proyecto basado en la promoción y comercialización en el ámbito agropecuario y ganadero, así como en la diversificación del cultivo, además de la puesta en riego de varias zonas. Suero, que ha dado asistencia técnica, destaca la labor de los técnicos de la organización que trabaja sobre el terreno, a través de Musol.
Tras un largo viaje, los dos primeros días fueron para que este trujillano se pusiera al día de la realidad de las comunidades beneficiarias. Recuerda que la agricultura en esas zonas es para subsistir. Sus pocos excedentes, los venden. Por tanto, lo que se ha pretendido es incrementar esos productos sobrantes para la venta, con el reparto de semillas. De este modo, también se varía su dieta con habas y guisantes, explica. Se debe a que sus plantaciones están centradas, sobre todo, en patata y avena. El cooperante trujillano indica que uno de los grandes problemas es la altitud y la grandes pendientes del terreno.
Además de tomar nota de la labor realizada, se ha dedicado a impartir talleres de concienciación para mejorar, en cierta medida, esa economía de subsistencia. Uno de los aspectos que le llamó la atención fue que no se hace selección de los mejores animales para la cría. Tras esos talleres, se repartían las semillas ricas en proteínas.
Los trabajadores de la organización también le llevaron a conocer proyectos en otras comunidades, como una fábrica de transformación de fruta y una iniciativa de apoyo al turismo. También hizo sus aportaciones. Sostiene que lo que más le ha llamado la atención han sido las condiciones de vida que tienen los indígenas de estas comunidades.En algunos lugares, tienen que andar kilómetros para llegar a otras casas o para desplazar sacos de alimentos.
Cree que haber conocido esta realidad puede servir ahora para hacer otros proyectos para mejorar su realidad y solicitar subvenciones. En esta ocasión se ha contado con la financiación de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Aexcid.