En Odisha (India) la violencia contra los cristianos incrementó la migración forzosa y el tráfico de personas para explotación sexual y laboral. Manos Unidas apoya a su socio local Jana Vikas en proyectos de sensibilización, rescate y acogida a víctimas de la trata.
En Togo y Gabón, países de origen y de destino de menores víctimas de tráfico de personas, Manos Unidas apoya la labor de las misioneras Carmelitas de la Caridad “Vedrunas” en sus proyectos de acogida y sensibilización de la infancia.
Madrid, 28/07/2016 – El próximo 30 de julio se celebra, por tercera vez en la historia, el Día Mundial contra la Trata, que tiene como objetivo “concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y promocionar y proteger sus derechos”. Fue establecido por la ONU en 2013 para poder impulsar una “respuesta internacional, colectiva y global” ante esta grave situación, considerada una nueva forma de esclavitud de nuestros días y un “delito y una grave amenaza a la dignidad y la integridad física de las personas, los derechos humanos y el desarrollo”.
Desde Manos Unidas llevamos décadas luchando contra la pobreza y sus causas, que son también origen y consecuencia de las situaciones de trata y tráfico humano. Y es que, el delito de la trata es un problema global, con víctimas de hasta 152 nacionalidades localizadas en 124 países del mundoi y que se mueven a través de hasta 510 corrientes intrarregionales y transnacionales que, en el 5% de los casos, atraviesan el mundo entero y que tienen por víctimas a las personas de las regiones más pobres de Asia Oriental y Meridional y del África subsahariana.
Por eso, en los últimos 6 años Manos Unidas ha financiado con 1.151.852 € la realización de 16 proyectos especializados en la prevención del tráfico humano y el rescate y reinserción social y familiar de sus víctimas en países como India, Laos, Vietnam, Kenia, Benín, Togo, Gabón y Perú.
MANOS UNIDAS CONTRA LA TRATA EN INDIA, TOGO Y GABÓN
El distrito de Kandhamal (Odisha), es uno de los más pobres de la India, y la mayoría de su población, con gran número de aborígenes y descastados, vive con menos de 1 € al día. Por eso, los índices de migración son muy elevados, y las persecuciones contra las minorías cristianas sufridas en 2008 aumentaron aún más la huida de la población. Las mafias han aprovechado la situación y captan a las víctimas ofreciéndoles falsos trabajos en otras ciudades. La pobreza y la ignorancia son los colaboradores necesarios en este drama. “Las personas acaban siendo explotadas laboralmente, prostituidas o incluso usadas para el tráfico de órganos. Pierden sus propiedades y sus viviendas al irse y si quieren regresar, ya no tienen nada”, explica Father Manoj, director de la organización Jana Vikas, socia de Manos Unidas. ” Y si las mujeres se quedan embarazadas, sufren, además, la estigmatización y rechazo de su entorno, lo que las obliga a abandonar sus hogares o no regresar más, y sin formación, caen en la prostitución”, asegura Manoj.
Manos Unidas apoya desde 2011 con 65.249 € el “Programa de prevención y rehabilitación contra el tráfico de mujeres” que lleva a cabo la organización Jana Vikas perteneciente a los Servicios Sociales de la Diócesis de Cuttack y que acaba de ser renovado hasta finales de 2018 con otros 90.374 € de inversión. Su objetivo es realizar programas de sensibilización y prevención contra la trata centrados en unas 3.300 mujeres jóvenes y niñas, las más afectadas por la trata o tráfico humano con objetivos de explotación sexual y laboral. En coordinación con otras instituciones y con las autoridades locales, rescatan a las víctimas de la trata y les ofrecen oportunidades de reintegración social a través de centros de acogida, donde reciben apoyo psicológico y formación laboral.
Togo y Gabón son, respectivamente, países de origen y destino de menores víctimas de tráfico. Aquí, las personas que trabajan para los traficantes van a los pueblos y engañan a jóvenes y a sus padres, ofreciendo una vida mejor si se van con ellos y que podrán estudiar y ganar mucho dinero para ayudar a sus familias. Los pequeños abandonan el pueblo y las fronteras de Togo hacia Benín y Nigeria, y allí son embarcados en una patera para viajar durante cuatro días por mar hasta llegar a Libreville (Gabón). Las chicas son colocadas para trabajar en casas donde no recibirán nada o en los puestos del mercado como vendedoras ambulantes, sin derecho a la escuela ni a un sueldo y con una salud y alimentación precarias, además de sufrir golpes de sus patronas, quienes les impiden el contacto con su familia.
Manos Unidas ha financiado con 57.653 euros a las Carmelitas de la Caridad “Vedrunas” para construir en Togo, país de origen del tráfico infantil, el Centro de Formación en Derechos de la Infancia-“Kekeli’ al que asisten desde diciembre de 2015 más de 700 niñas del mercado de Hanoukope, a las afueras de Lomé, capital de Togo. Allí son acogidas tras la experiencia de trata y explotación que han vivido y reciben educación, formación y apoyo jurídico. Y en Gabón, país de destino del tráfico infantil, se ha apoyado con 38.878 € el proyecto “Formación y prevención comunitaria contra el maltrato infantil”, que comenzó en 2013 y que se desarrolla a través de la asociación “Arc en Ciel” en el centro Espoir y en Moanda, zona rural a las afueras de la capital Libreville. Allí 970 niños en situación de vulnerabilidad están recibiendo formación y sensibilización sobre las posibles situaciones de trata y abusos a los que pueden verse sometidos, ya que, como asegura la misionera española Covadonga Orejas, responsable de estos proyectos: “la causa más profunda de la esclavitud infantil y del maltrato es la pobreza y la ignorancia”.