Colombia: por fin, la paz

La firma de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC es una de las mejores noticias del año. Después de cuatro años de negociaciones, esta semana se anunciaba la noticia, que es buena no solo para el país, sino también para la región y para todo el planeta.

La firma de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC es una de las mejores noticias del año. Después de cuatro años de negociaciones, esta semana se anunciaba la noticia, que es buena no solo para el país, sino también para la región y para todo el planeta. Con este acuerdo se pone fin al conflicto interno más duradero del mundo, con 52 años de guerra, más de 200.00 personas muertas y más de 8 millones desplazadas.

Cartagena de Indias fue testigo, el día 26 de septiembre, de la firma del acuerdo entre el presidente Santos y el líder de la guerrilla, Timochenko. Un acuerdo que inicia un largo recorrido hacia la paz duradera, el respeto de los derechos humanos, la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación. El siguiente paso de este camino se dará el próximo día 2 de octubre, cuando se celebrará un referéndum ciudadano sobre los acuerdos.

Enorme alegría y satisfacción

La construcción de la paz en cualquier lugar del mundo es para la Coordinadora un motivo de enorme alegría. Muchas de nuestras ONG han acompañado a movimientos campesinos, organizaciones de derechos humanos y colectivos sociales que, a pesar del conflicto, han trabajado de manera constante por la construcción de la paz. Por fin se ven reconocido el compromiso, la constancia y el esfuerzo que esas organizaciones -y las personas que las integran- han tenido a lo largo de décadas.

Con la firma de este acuerdo, el proceso no llega a su fin; todo lo contrario, aún queda mucho que construir. En primer lugar, confiamos que el referéndum ciudadano ratifique este pacto por la paz. Posteriormente, será necesario mantener de manera constante la vigilancia sobre el cumplimiento de los derechos humanos, especialmente en el caso de las poblaciones más vulnerables: campesinos, indígenas, afrocolombianos, población LGTB… Urge, tal como reconoce el propio acuerdo, que se garantice la justicia y reparación en los casos de violencia sexual, cuya impunidad supera el 95%.

El camino hacia la paz duradera y justa será largo y complejo. Como organizaciones comprometidas con la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos, continuaremos acompañando al pueblo colombiano -que es y debe seguir siendo el protagonista de este proceso. Esperamos que las partes implicadas sepan estar a la altura. El mantenimiento del diálogo, la garantía de justicia y el respeto por los derechos humanos y los derechos de la tierra serán fundamentales para que la paz que se está construyendo se consolide y se mantenga en el tiempo. Colombia está demostrando que la cultura de paz y el diálogo son la vía de solución para los conflictos.

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