La cruz: Este año 2015 hemos conseguido todo un record en lo que a desigualdad se refiere: el 1% de la población mundial tiene tanta riqueza como el 99% restante. Aun golpeados por los atentados en París, poco se habla de las consecuencias de la desigualdad en casos como el de la proliferación de fanatismos dentro de los barrios más pobres de nuestras ciudades. Andreu Domingo, demógrafo, alerta sobre la desigualdad creciente porque pone en peligro la capacidad de integración social basada en la movilidad social ascendente de la población inmigrada.
A este caldo de cultivo hay que sumarle la necessidad que los traficantes de armas y de dolor tienen de buscar refugios seguros para sus beneficios. Todos sabemos que lo encuentran sin problemas en los paraísos fiscales, donde su dinero convive tranquilamente con los de todo tipo de delincuentes: terroristas, traficantes, mafias sanguinarias, evasores insolidarios, corruptos y corruptores. Segun Gabriel Zuckman son 6 billones de dólares los que se mueven actualmente en la opacidad de los paraisos fiscales.
Se hace evidente pues que para luchar contra las causas del terror y el dolor que nos azota, un buen puento de partida seria luchar contra la existencia de paraisos fiscales. Como algunos no queremos resignarnos a ello, seguimos buscando y rebuscando todas las vías posibles para limitar el poder de atracción que tienen los paraisos fiscales.
En el «mientras tanto» de esta distopia que vivimos, el pasado 19 de junio el Parlament de Catalunya impulsó una moción sobre externalizaciones, subcontratos y privatizaciones de servicios públicos (Moción 223/X) en la que se comprometia a: “Estudiar, detectar y activar los mecanismos necesarios para prohibir la contratación de empresas privadas para prestar servicios públicos que tengan su sede social en los paraísos fiscales o sociedades que formen parte de la matriz industrial domiciliada en paraísos fiscales, dado que el marco legal vigente de contratación pública no establece esta causa como motivo de prohibición para contratar.”
Más tarde, fruto de la comissión de investigación sobre corrupción y fraude fiscal del mismo Parlament se volvió a votar una resolución similar.
Estas mociones fueron aprobadas por la mayoria de la camara catalana. Vamos pues avanzando en lo que podemos denominar Zonas Libres de Paraisos Fiscales, territorios en los cuales la administración pública pide cuentas a las empresas con las que trabaja de su actividad en paises con jurisdicción favorable a la elusión fiscal. Al menos, que no alimentemos con dinero público estos espacios de opacidad. Desde finales de noviembre, con jornadas técnicas, se van poniendo las bases para hacer realidad los pliegos de cláusulas necesarios y dejar establecidas las condiciones.
¿Quedaremos libres por fin de paraisos fiscales? A mi ’yo’ esperanzado le gusta pensar que cada dia estamos más cerca.