Imagínate por un momento que eres quilombola, descendiente de esclavos afro-brasileños, que lucha por su libertad y ha hecho de la Amazonía su hogar. Eres “libre”, pero tu trabajo y tu hogar están a merced de las decisiones de otros, tales como las del gobierno y sus políticas, que resultan beneficiosas a las grandes corporaciones… Se ha autorizado la tala y extracción de bauxita, se ha amenazado a los quilombolas y a las familias ribereñas de esas zonas… Como quilombola, eres decendiente de exclavo, quizá sigas estando oprimido..
Hoy en día, de las 3.000 comunidades quilombolas que viven en Brasil, tan sólo el 6% ostenta derechos sobre las tierras en las que habitan. A pesar de tener derecho a poseer sus tierras, según la Constitución brasileña de 1988, los Quilombolas tienen grandes dificultades para obtener la propiedad de sus tierras y poder proteger sus bosques.
Una bomba ambiental con cuenta atrás
En 2015 una presa minera se derrumbó en Mariana, en Minas Gerais. Los residuos se filtraron más allá de 400 millas del foco. El colapso de la presa y los deslizamientos de la tierra provocaron que fuese considerado como uno de los peores desastres ambientales de la región.
Un mar de residuos mineros envolvió un pueblo tras estallar una presa en Minas Gerais, Brasil, en 2015. El desastre mató a 15 personas.
Lo que sucedió en Minas Gerais es un desastre que se espera que se replique en Oriximina, en Pará, donde viven más de 10.000 Quilombolas, ya que estas comunidades viven cerca de grandes minas.
Foto aérea de las actividades mineras en el Amazonas.
¿Minería para qué?
Brasil es uno de los principales países productores de bauxita, principal fuente de aluminio del mundo y material ansiado por las compañías mineras. Es utilizado para fabricar aviones, trenes, cables de alimentación, cacerolas, papel de aluminio… La versatilidad del material hace que sea sumamente atractivo.
A pesar de la expansión de la minería en la zona, no hay evaluaciones de riesgo, la regulación es frágil e insuficiente y, lo peor de todo, no hay planes de emergencia o de evacuación para las comunidades en el caso de que estalle una represa.
La bauxita no es ninguna bendición para los Quilombolas de Oriximina, debido a los numerosos embalses que inundan la zona: hay 23 presas, una de ellas en construcción y otras nueve en fase de planificación. En definitiva, las comunidades sufriendo las consecuencias de las actividades mineras de compañías como Samarco, propiedad de BHP Billiton, la cual cotiza en la Bolsa de Valores londinense y ostenta bienes y activos de la mina de hierro de Minas Gerais, donde sucedió el desastre en 2015.
La presa (que se muestra en esta foto como una laguna amarillenta) está a sólo 400 metros del Quilombo Boa Vista.
Defender los derechos de las comunidades indígenas
Lucia Andrade, forma parte de la Comisión Pro-Indio (CPI) contraparte de InspirAction que trabaja para informar y defender los derechos de los Quilombolas y las comunidades indígenas, advierte: “Existe una completa falta de transparencia, de un sistema eficaz de seguimiento y de soluciones alternativas para la eliminación de los residuos mineros”.
A falta de datos, el CPI realiza investigaciones y análisis en forma de fotografías aéreas y mapeo para demostrar los impactos de la minería sobre las comunidades Quilombolas, con el fin de informar a las comunidades afectadas de las actividades y sus riesgos, fomentando de esta manera la conciencia social sobre las amenazas de la minería.
Las comunidades Quilombolas son las primeras en sufrir las consecuencias de las actividades de las empresas mineras, pero lo que le pase a la selva amazónica tendrá un impacto a nivel global.