Oxfam publica una lista con los paraísos fiscales más agresivos del mundo

El informe, Guerras fiscales, revela cómo estos paraísos fiscales encabezan una carrera a la baja en la tributación empresarial que priva a numerosos países de miles de millones de dólares necesarios para combatir la pobreza y la desigualdad.

Oxfam publica una lista con los paraísos fiscales más agresivos del mundo

Publicado:

12 diciembre 2016


De acuerdo con el nuevo informe de investigación de Oxfam publicado hoy, las Islas Bermudas, Países Bajos, Irlanda y Luxemburgo son algunos de los 15 paraísos fiscales más agresivos del mundo. El informe, Guerras fiscales, revela cómo estos paraísos fiscales encabezan una carrera a la baja en la tributación empresarial que priva a numerosos países de miles de millones de dólares necesarios para combatir la pobreza y la desigualdad.

Los paraísos fiscales que encabezan la lista de Oxfam son, por orden de importancia: (1) Islas Bermudas, (2) Islas Caimán, (3) Países Bajos, (4) Suiza, (5) Singapur, (6) Irlanda, (7) Luxemburgo, (8) Curazao, (9) Hong Kong, (10) Chipre, (11) Las Bahamas, (12) Jersey, (13) Barbados, (14) Mauricio e (15) Islas Vírgenes Británicas. Cuatro de los territorios identificados (Islas Caimán, Jersey, Bermudas e Islas Vírgenes Británicas) son, además, territorios que dependen del Reino Unido, a pesar de que este país no figura directamente en la lista.

Oxfam ha elaborado esta lista de los peores paraísos del mundo analizando y comparando sus políticas fiscales más nocivas como, por ejemplo, la aplicación de un tipo del 0% en el impuesto de sociedades o incentivos tributarios injustos y contraproducentes, o su falta de compromiso por implementar iniciativas internacionales contra la evasión y elusión fiscal (por ejemplo, la introducción de medidas para incrementar la transparencia financiera).

Muchos de los países incluidos en la lista se han visto implicados en escándalos fiscales. Por ejemplo, Irlanda acaparó los titulares de la prensa internacional cuando se descubrió un acuerdo fiscal entre el Estado irlandés y Apple que había permitido al gigante tecnológico pagar un tipo impositivo efectivo del 0,005% por el impuesto de sociedades en el país. Asimismo, las Islas Vírgenes Británicas acogen a más de la mitad de las 200.000 sociedades offshore creadas por Mossack Fonseca, el bufete de abogados en el centro del escándalo de los Papeles de Panamá.

Esme Berkhout, asesora sobre políticas fiscales de Oxfam, ha señalado: «Los paraísos fiscales están facilitando que grandes empresas priven a los países en los que operan de miles de millones de dólares al año en ingresos tributarios. Están fomentando un sistema económico peligrosamente desigual que arrebata a millones de personas la posibilidad de aspirar a una vida mejor».

La evasión y elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales supone para los países pobres dejar de percibir al menos 100.000 millones de dólares cada año en impuestos, cantidad suficiente para garantizar el acceso a la educación para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar o servicios sanitarios que podrían evitar la muerte de al menos seis millones de niños y niñas cada año [1]. La inversión hacia paraísos fiscales en América Latina se ha multiplicado por 7 desde 2001. En el Salvador alcanza el 7% del PIB y crece el doble de rápido que la economía.

No obstante, el informe de Oxfam muestra que los paraísos fiscales son solo una parte del problema. Países de todo el mundo están reduciendo drásticamente la tributación que aplican a las grandes empresas en una competición por atraer más inversiones. Hace 25 años, el tipo medio del impuesto de sociedades en los países del G20 era del 40% mientras que en la actualidad se sitúa por debajo del 30% [2]. También se ha disparado la aplicación de ventajas tributarias ineficientes y contraproducentes, especialmente en los países en desarrollo. Por ejemplo, en un país como República Dominicana, estas prácticas llegan a representar hasta el 70% del presupuesto de salud [3].

Cuando se reduce la tributación a las empresas, los Gobiernos tratan de equilibrar sus cuentas reduciendo el gasto público o subiendo impuestos como el IVA, que afectan de forma desproporcionada a las personas pobres. Por ejemplo, la reducción del impuesto de sociedades en un 0,8% en los países de la OCDE entre 2007 y 2014 se compensó en parte con un aumento medio del 1,5% del tipo impositivo normal del IVA entre 2008 y 2015 [4].

«En esta carrera a la baja en la tributación empresarial hay pocos ganadores y muchos perdedores. Los ciudadanos y ciudadanas de a pie, y especialmente los más pobres, pagan un alto precio por esta imprudente competencia y el consiguiente incremento de los impuestos sobre los particulares o los recortes en servicios básicos como la sanidad y la educación. Los Gobiernos deben trabajar juntos para poner fin a esta temeraria carrera a la baja en la tributación empresarial y garantizar que las empresas paguen los impuestos que les corresponden», subraya Berkhout.

Oxfam hace un llamamiento a todos los Gobiernos para que trabajen juntos con el fin de combatir la evasión y elusión fiscal y la carrera a la baja en la tributación empresarial:

  • acabando con incentivos tributarios injustos y contraproducentes y coordinándose para fijar unos niveles impositivos en el impuesto de sociedades justos, progresivos y que contribuyan al bien común.
  • garantizando que las «listas negras» de paraísos fiscales se basan en criterios objetivos y exhaustivos, entre ellos la aplicación o no de tipos del 0% en el impuesto de sociedades;
  • mejorando la transparencia fiscal y exigiendo a todas las empresas multinacionales que publiquen informes financieros por cada país en el que operan para, así, esclarecer qué impuestos pagan y dónde los pagan.

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