A 1 de cada 5 niñas se les niega la educación debido a barreras culturales, pobreza, guerra o un largo etcétera de obstáculos con los que se encuentran nada más nacer. Barreras que han negado la igualdad de género a millones de niñas y mujeres, causando que de los 796 millones de personas que en el mundo no saben leer, ni escribir, 2/3 de ellas sean mujeres.
Y esto es real, hablamos que al 50% de la población se le niegan las mismas oportunidades que al otro 50% por haber nacido mujer. Una desigualdad que les acompaña a lo largo de toda su vida. Les prohíben ir a las escuelas: mientras que sus hermanos asisten, ellas se ven obligadas a andar durante horas para llevar agua a su familia o hacer otros muchos trabajos domésticos o en el campo.
En otras ocasiones, sus vidas se ven truncadas por matrimonios concertados. Su desarrollo social, su salud se ven afectados y sin acceso, a los cuidados, medicamentos y servicios recomendados; causando al día 800 muertes debido a complicaciones en el embarazo o en el parto.
Barreras que aumentan cuando van creciendo;no pueden tener la tierra que trabajan a su nombre o comprar herramientas que necesitan para sus cosechas, lo que provoca que sus cultivos lleguen a ser un 66% menos productivos que los de un hombre, que vive a menos de 50 metros. Pero esta diferencia no solo se ve en las zonas rurales, cuando una mujer, en cualquier país, encuentra un trabajo gana entre un 10 y 30% menos que un hombre.
Ningún país ha alcanzado todavía la plena igualdad de género: colabora para cambiarlo
A pesar de que ningún país ha alcanzado la igualdad de género, esta situación se agrava en zonas rurales en países en desarrollo, donde las mujeres viven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Esto les impide salir de la pobreza y alcanzar su independencia económica y social.
Así, por ejemplo, mientras en Francia el 97% de las mujeres tienen acceso a una cuenta bancaria; en el Chad menos del 7% de las mujeres tienen una cuenta (casi el 40% los hombres).
Ellas son las encargadas de cuidar sus hogares, de alimentar a sus hijos y miles de trabajos que mantienen la seguridad de su hogar. Sin embargo, la sociedad no se lo reconoce.
Desencadenemos el potencial de la mujer
Todo comienza por la educación, acceder a ella desencadenará su potencial. Si les damos las herramientas necesarias no solo lucharán por ellas, tendrán la capacidad de luchar por sus hijos y convertirse en el principal agente de la lucha contra la pobreza.
- Si todas las mujeres estudiasen secundaria, se reduciría un 49% la mortalidad infantil, salvando 2,8 millones de vidas.
- Dando a las mujeres agricultoras las mismas oportunidades que a los hombres, se podría reducir el número de personas que sufren hambre crónica entre 100 y 150 millones (12%. – 17%).
- Si es la mujer la que lleva los ingresos al hogar, aumenta en 20 veces la probabilidad de supervivencia de sus hijos.
Ayudar a las mujeres es ayudar a todos
“Está demostrado que las comunidades que dan a sus hijas las mismas oportunidades que a sus hijos tienen más posibilidades de éxito. Eso es así en América y en Kenia”, Barack Obama
Desde CODESPA creemos que debemos empoderar a las mujeres y las niñas, darles acceso a las mismas oportunidades que cualquier otro hombre y niño. Por ello trabajamos para:
- Garantizarles el acceso a una educación y formación de calidad.
- Favorecer su incorporación laboral a través de las herramientas necesarias para poder cultivar sus propios cultivos o desarrollar un trabajo en condiciones dignas, tanto de forma autónoma o a cuenta de terceros.
- Impulsamos su inclusión financiera a través de microcréditos que les permiten empoderarse.
Queremos vivir en un mundo donde todas las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades de progresar, tener poder y seguridad. Pero no podemos lograrlo si se excluye a la mitad de la población, necesitamos la ayuda de todos.