El rápido progreso tecnológico, el avance de la globalización, el envejecimiento de las sociedades y los desafíos ambientales están transformado rápidamente el significado actual del trabajo y la forma en la que se lleva a cabo. Este nuevo mundo del trabajo ofrece magníficas oportunidades para algunos, pero también plantea enormes desafíos para otros. El Informe sobre Desarrollo Humano de 2015 insta a los gobiernos a que actúen sin demora para que nadie se quede atrás en un mundo del trabajo en rápida evolución.
El Informe, que lleva por título “Trabajo al servicio del desarrollo humano”, hace un llamamiento en favor del trabajo equitativo y decente para todos. Así, alienta a los gobiernos a mirar más allá del empleo y a tener en cuenta los numerosos tipos de trabajo que existen —como el trabajo de cuidados no remunerado, el voluntario o el creativo— que son de gran importancia para el desarrollo humano. El Informe sostiene que solo adoptando esta visión de conjunto, los beneficios del trabajo podrán aprovecharse realmente en favor de un desarrollo sostenible.
El Informe indica que, en los últimos 25 años, 2.000 millones de personas han salido del nivel más bajo de desarrollo humano, gracias a unos mejores resultados en materia de salud y educación y a la reducción de la pobreza extrema. Pese a todo, para garantizar estos avances e impulsar el progreso, es necesario prestar mayor atención al trabajo decente.
En el mundo, 830 millones de personas son trabajadores pobres que viven con menos de 2 dólares al día. Más de 200 millones de personas, entre ellas 74 millones de jóvenes, están desempleadas, y actualmente 21 millones de personas realizan trabajos forzosos. “El progreso humano se acelerará cuando todas las personas que deseen trabajar tengan la oportunidad de hacerlo con unas condiciones decentes. No obstante, son muchos los países donde las personas quedan a menudo excluidas del trabajo remunerado o ganan menos que otras por realizar un trabajo del mismo valor”, señaló Selim Jahan, autor principal del Informe.
Las mujeres realizan tres de cada cuatro horas de trabajo no remunerado
El Informe presenta una nueva estimación pormenorizada del reparto de la totalidad del trabajo —no solo del remunerado— entre hombres y mujeres. Mientras que las mujeres llevan a cabo el 52 por ciento de todo el trabajo mundial, se siguen constatando desigualdades patentes en su distribución.
Las mujeres tienen menos probabilidades de tener un trabajo remunerado que los hombres, y realizan 3 de cada 4 horas de trabajo no pagado. En cambio, a los hombres les corresponden 2 de cada 3 horas de trabajo remunerado. Dado que las mujeres suelen asumir el cuidado de los miembros de la familia, el Informe advierte que es probable que estas desigualdades se intensifiquen a medida que la población envejece.
Además, cuando perciben un salario, las mujeres ganan a escala global un 24 por ciento menos que los hombres en promedio. Así mismo las mujeres ocupan menos de una cuarta parte de los cargos directivos superiores en todo el mundo.
Para reducir esta desigualdad, la sociedad necesitan nuevas políticas, incluido un mejor acceso a servicios de cuidados remunerados. Entre los cambios que han de ponerse en marcha se encuentran garantizar la paridad salarial, facilitar la licencia parental pagada y abordar el acoso y las normas sociales que excluyen a tantas mujeres del trabajo remunerado. De este modo se podría compartir mejor la carga del trabajo de cuidados no remunerado y proporcionar a las mujeres una verdadera oportunidad de optar por acceder al mercado laboral.
Globalización y revolución digital: armas de doble filo
La globalización y los cambios tecnológicos están generando un mundo del trabajo cada vez más polarizado. Selim Jahan, autor del Informe, ha señalado que “nunca ha habido un momento mejor para tener un perfil de trabajador altamente cualificado. En cambio, no es buen momento para aquellos no cualificados. Esta situación está intensificando las desigualdades”.
Los trabajadores altamente cualificados y aquellos con acceso a la tecnología, en particular Internet, tienen nuevas oportunidades con respecto a los tipos de trabajo disponibles y a la forma en que realizan su actividad. Actualmente, hay 7.000 millones de abonados a la telefonía móvil, 2.300 millones de usuarios de teléfonos inteligentes y 3.200 millones de personas con acceso a Internet.
Esta situación ha traído consigo muchos cambios en el mundo del trabajo, como el aumento del comercio electrónico y la externalización masiva de servicios bancarios, servicios de apoyo en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones y otros servicios.
No obstante, pese a las nuevas oportunidades, hoy hay cada vez más empleos vulnerables y sigue existiendo una importante brecha digital, según indica el Informe. En 2015, el 81 por ciento de los hogares de los países desarrollados tiene acceso a Internet, pero esta cifra se reduce a solo el 34 por ciento en las regiones en desarrollo y el 7 por ciento en los países menos adelantados.
Se prevé que muchos trabajos de tipo rutinario, como los administrativos, van a desaparecer o a ser sustituidos por computadoras, o bien ya han desaparecido, tal como advierte el Informe. Además, muchos más trabajadores afrontan otro tipo de inseguridades. Según la Organización Internacional del Trabajo, el 61 por ciento de las personas empleadas en el mundo trabajan sin contrato, y solo el 27 por ciento de la población mundial cuenta con una amplia protección social contra el desempleo.
El Informe insta a los gobiernos a formular estrategias de empleo nacionales que tengan en cuenta los numerosos desafíos que surgen en este mundo del trabajo en rápida evolución.
Trabajo sostenible, oportunidades para las generaciones actuales y futuras
En el Informe se analizan el rol principal que el trabajo puede desempeñar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Si nuestras economías y sociedades desean verdaderamente avanzar hacia un futuro de desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima, los tipos de trabajo que realizamos la mayoría de las personas deberán cambiar. Estos cambios afectarán a lo que será el mercado laboral del futuro”, señala el Informe.
Con el denominado “crecimiento verde”, se crearán nuevos empleos, se transformará la naturaleza de algunos trabajos y otros dejarán de existir. Lo ideal sería que estos cambios se sustentaran en sistemas de protección social y redes de seguridad, afirma el informe.
El Informe sostiene que las oportunidades de trabajo pueden verse impulsadas por los objetivos mundiales desarrollo. Por ejemplo, se estima que se necesitarán cerca de 45 millones de trabajadores sanitarios adicionales para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de salud. De esta forma, la fuerza de trabajo sanitaria mundial aumentaría de 34 millones en 2012 a 79 millones en 2030.
Establecer la nueva agenda del trabajo
Si bien las respuestas normativas al nuevo mundo del trabajo variarán de un país a otro, hay tres grupos de políticas que serán de importancia crucial si los gobiernos y las sociedades desean maximizar los beneficios y minimizar las dificultades que genera este nuevo mundo del trabajo en constante evolución. Se necesitan estrategias para crear oportunidades laborales y garantizar el bienestar de los trabajadores.
Por tanto, el Informe propone un programa de acción basado en tres pilares:
Un nuevo contrato social entre los gobiernos, la sociedad y el sector privado, para velar por que en la formulación de las políticas se tengan en cuenta las necesidades de todos los miembros de la sociedad, especialmente de quienes trabajan fuera del sector formal.
Un pacto mundial entre gobiernos para garantizar los derechos y beneficios de los trabajadores de todo el mundo.
Un Programa de Trabajo Decente que incluya a todos los trabajadores y ayude a promover la libertad de asociación, la equidad, la seguridad y la dignidad humana en la vida laboral.