Ecuador: Cuando tu salud depende de tu alimentación y del agua que bebes

La crisis política, económica y social que vive Ecuador ha provocado un retroceso en la salud y el desarrollo del país. Prevalecen cifras que llaman la atención, como la desnutrición crónica a nivel nacional, que afecta a un 48% de los niños y niñas indígenas. Además, un 30% de la población no tiene acceso a agua segura

Con la actual situación de violencia e inseguridad, el trabajo de la cooperación internacional se dificulta. Pero es cuando el apoyo a las comunidades se vuelve todavía más necesario. Desde Farmamundi acompañan diversas iniciativas de seguridad alimentaria, agua y género para apoyar a las comunidades más vulnerables en la defensa de sus derechos

imagen de familias participantes del proyecto del pueblo Sunny en Ecuador, donde se vive un retroceso en salud

Ecuador se sitúa en el puesto 95 de 191 países en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD, lo que significa que es considerado un país de desarrollo alto. Pero la realidad es que a pesar de los progresos hechos en las últimas décadas, el país ha enfrentado numerosas crisis que han ralentizado o provocado un retroceso en su desarrollo. Entre ellas se encuentran el aumento de los precios del petróleo, la llegada masiva de personas refugiadas y migrantes, o la pandemia de la Covid-19. El crimen organizado y el narcotráfico han aumentado de manera alarmante, generando una situación de violencia e inseguridad que afecta al país desde hace varios años.

Ecuador vive actualmente una crisis con graves consecuencias sociales, económicas y políticas. El presidente Daniel Noboa declaró el pasado 9 de enero un “conflicto armado interno” ante la escalada de la violencia, lo que implica la intervención de las fuerzas de seguridad contra el crimen organizado y el toque de queda para la población.

Tres pilares para mejorar la salud

Todo este contexto pone a Ecuador en los límites. Según el Programa Mundial de Alimentos, entre 2019 y 2021 más de un millón de personas cayó en la pobreza extrema, y dos millones no tienen acceso a alimentos adecuados o suficientes.

Esta situación de pobreza e inseguridad alimentaria a su vez está relacionada con la escasez de recursos hídricos. El 25% de los hogares en zonas rurales no cuentan con agua segura, lo que convierte a las enfermedades hídricas y la parasitosis en las primeras causas de mortalidad.

La inequidad de género es otra de las brechas importantes en el desarrollo de Ecuador. La poca o nula presencia de las mujeres en los espacios de toma de decisiones, la carga de los cuidados, los bajos salarios y la violencia física y sexual, impiden que las mujeres ejerzan sus derechos.

En base a este triángulo: alimentación, agua y género, es sobre el que Farmamundi construye sus proyectos de cooperación para mejorar la salud de la población en Ecuador.

Suma Kawsay, el Buen Vivir de los pueblos indígenas de la Amazonía Ecuatoriana

Farmamundi apoya al Instituto Quichua de Biotecnología Sacha Supay (IQBSS) en una estrategia agrícola con comunidades indígenas Kichwa de la provincia de Pastaza. La estrategia promociona el Suma Kawsay, una cosmovisión de los pueblos indígenas de la Amazonía Ecuatoriana.

«El Sumak Kawsay pone en el centro el desarrollo rural, a la vez que permite colocar en la agenda políticas que enfrentan los problemas del campo, como la inequidad en el acceso a la tierra y el agua y el modelo agrario, entre otras cuestiones», cuenta Lucía Doblas, responsable de Farmamundi en Ecuador.

Actualmente tienen en marcha tres proyectos financiados por la Generalitat Valenciana y la Diputación de Valencia que apoyan a las comunidades indígenas en procesos agrícolas y piscícolas, basados en la innovación tecnológica y la adaptación intercultural. El objetivo es conseguir la soberanía alimentaria de las comunidades Kichwa para acabar con la vulnerabilidad nutricional y otras enfermedades propias de la Amazonía ecuatoriana.

Soberanía alimentaria y biodiversidad

Todo nace del desarrollo de una alternativa productiva innovadora: el cultivo del Sacha Inchi. Ésta es una leguminosa propia de la Amazonía, una especie de cacahuete con altas propiedades nutricionales y que tiene la ventaja de producirse en ciclos cortos y se puede comercializar todo el año, lo que motiva a las familias agricultoras.

Por otro lado, el proyecto contribuye a la soberanía alimentaria con la producción de peces. Para ello se han construido 43 piscinas y se ha acompañado a las familias en su puesta en marcha para la cría de peces. Ahora están criando en sus piscinas peces nativos de la Amazonía como la jandia, la cachama y el bocachico. También se ha creado un laboratorio de reproducción de peces amazónicos, donde se producen alevines que se facilitan a las familias.

Según Víctor Vacacela, coordinador del proyecto del IQBSS, «lo interesante de estas intervenciones es que permiten consolidar una producción agrícola y piscícola con la que se garantiza los alimentos necesarios para los Ayllus, familias ampliadas, durante todo un año. De esta manera resolvemos parte de la problemática de la desnutrición y falta de acceso de alimentos de la zona. El siguiente paso es la comercialización de los excedentes, para que las familias generen recursos económicos que les permitan cubrir otras necesidades, como la educación de sus hijos e hijas».

Gestión comunitaria del agua potable

En otra provincia, la de Cotopaxi, la mayoría de los sistemas de abastecimiento de agua de las comunidades rurales de la parroquia El Tingo no cumplen con la normativa para que el agua sea considerada potable. Para solucionar este problema, Farmamundi trabaja junto al Centro Andino de Acción Popular (CAAP) en una amplia intervención que involucra a varias comunidades.

El proyecto tiene cuatro pilares: mejorar y ampliar los servicios de abastecimiento de agua potable, fortalecer la capacidad de gestión comunitaria del agua, mejorar la gestión sostenible de los recursos hídricos y promover prácticas adecuadas de salud y manejo racional del agua. Para ello, se ha rehabilitado la planta potabilizadora, construido depuradoras nuevas y canalizado el agua hasta cada hogar. También se ha capacitado a las Juntas de Agua Potable locales, se ha fomentado la participación de las mujeres y se ha formado a la población para implementar los planes ambientales. Con todo ello se espera reducir la prevalencia de enfermedades infecciosas y parasitarias, que conllevan elevadas tasas de mortalidad entre la población infantil.

«En Farmamundi trabajamos para garantizar el acceso a la salud de las personas que más lo necesitan, ya que entendemos la salud como un derecho humano fundamental, sin el que es imposible el desarrollo. Con la actual inestabilidad que vivimos, la cooperación es en una herramienta necesaria para apoyar a la sociedad civil y acompañarla en la defensa de sus derechos», concluye Lucía Doblas.

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