Decoración, música, collares hawaianos, varias mesas para la merienda, y mucha ilusión. Así empieza la fiesta organizada por el alumnado del primer curso del ciclo formativo de en Atención a Personas en Situación de Dependencia del IES Berenguer Dalmau de Catarroja para poner el broche final a un proyecto de aprendizaje y servicio solidario en el que han participado los últimos cuatro meses.
En la puerta del instituto, el alumnado espera a las personas de las cuatro entidades sociales de Catarroja y Albal con las que han trabajado: la Residencia Parqueluz, APAMI, AFAC y AFPEM, que atienden a personas mayores, personas con diversidad intelectual, personas con enfermedades neurodegenerativas y personas con problemas de salud mental. Cuando se encontraron, todo se convirtió en abrazos y sonrisas que evidenciaban la conexión y el afecto que han desarrollado. «Me daba tanta pena que acabara el proyecto, que he decidido hacer un voluntariado con APAMI para no perder el contacto», dice Noelia, una de las alumnas.
El proyecto ‘Activando la Solidaridad en Salud’, impulsado por Farmamundi y financiado por la Generalitat Valenciana, comenzó en 2018 para fomentar el aprendizaje y servicio solidario en centros de Formación Profesional y entidades sociales. Esta metodología permite a la comunidad educativa tomar un papel activo a favor de la justicia social.
Al igual que el IES Berenguer Dalmau, 429 estudiantes de otros cinco centros educativos han realizado iniciativas de aprendizaje y servicio solidario con un total de diecisiete entidades sociales de sus localidades. Son el IES Josep Segrelles de Albaida, el IES Pou Clar de Ontinyent, el IES Tavernes Blanques y el IES Jordi de Sant Jordi y las Escuelas San José de Valencia.
Un lazo de unión con la sociedad
Durante el curso, han realizado talleres en el aula sobre la solidaridad, los determinantes sociales de la salud o el derecho a la salud afectiva y sexual. El objetivo ha sido sensibilizar al alumnado sobre la diversidad, la equidad y la defensa de los derechos humanos desde la perspectiva de la Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global. Tras la parte teórica, trabajaron con las entidades sociales para poner en práctica sus conocimientos y realizar actividades que favorecen el bienestar social de la comunidad desde la movilización activa del alumnado.
Todas las partes han valorado muy positivamente la experiencia, destacando los beneficios mutuos que ha supuesto. «Es un lazo de unión con la sociedad, previene el aislamiento, y es positivo todo lo que implica mantener el contacto con gente joven y establecer redes de cuidados», afirma Lucía Blanco, directora de la Residencia Parqueluz. «Trabajar con los institutos ayuda a acabar con el estigma de las personas con problemas de salud mental, y pueden poner en práctica lo que han estudiado durante el curso», señala Ernest Navarro, integrador social de AFPEM Horta Sud. «Las chicas que han venido nos han enseñado cosas nuevas, y siempre es bonito cambiar. Yo he disfrutado mucho», cuenta Yolanda, usuaria de AFAC.
Activando la solidaridad en salud
Para Farmamundi, el aprendizaje y servicio es una metodología pedagógica transformadora con dimensión política, que capacita a las personas para ejercer una ciudadanía activa y responsable. Con ella han emprendido distintos procesos de aprendizaje colectivo, y construido relaciones de confianza y alianza entre diferentes agentes de la sociedad valenciana para la defensa del derecho a la salud desde la Educación para el Desarrollo.
Desde que comenzó ‘Activando la solidaridad en salud’ hace cinco años, un total de 1.173 estudiantes han participado en este programa que fomenta el compromiso social por el derecho a la salud integral para todas las personas.