Alepo (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón
Seis años después de las manifestaciones que desencadenaron una brutal guerra civil, millones de personas sirias están sufriendo políticas cada vez más restrictivas en todo el mundo y dentro de Siria que les impiden llegar a lugares seguros, advierte Oxfam (Oxfam Intermón en España).
Las personas que han tenido que huir de Siria se encuentran con la puerta cerrada. Los países ricos de todo el mundo están impulsando políticas hostiles hacia los refugiados. En los últimos tiempos, Estados Unidos y los Estados miembro de la Unión Europea, incluida España, han cambiado, suspendido o cancelado políticas que podrían haber ofrecido un refugio seguro a decenas de miles de refugiados.
Entre las personas más vulnerables se encuentran las aproximadamente 78.000 personas atrapadas a lo largo de las fronteras cerradas de Siria con Jordania, cientos de miles más a los que impidieron entrar en Turquía y más de 640.000 personas que luchan por sobrevivir bajo los asedios militares en Siria, tanto por parte del Gobierno de Siria como de sus aliados, los grupos armados de la oposición y el Estado Islámico.
Paula San Pedro, responsable de incidencia humanitaria de Oxfam Intermón, afirma: «Está surgiendo un nuevo consenso internacional para bloquear a las personas sirias que huyen de la violencia, en lugar de parar la violencia que las obliga a huir. El resultado de todo ello es que, por un lado, los civiles están en el punto de mira y bajo el asedio militar, y por otro, las personas refugiadas son extremadamente vulnerables, sin opciones de reasentamiento y con intentos de devolverles a una zona en conflicto”.
Respuesta insuficiente de España
La respuesta del Gobierno español a esta crisis sigue estando muy por debajo de lo que corresponde según los cálculos de Oxfam. De los más de 16.000 que tendría que haber reasentado de los países limítrofes a Siria (que sería la “cuota justa” según su riqueza), solo han alcanzado suelo español 289, cifra que no ha variado desde octubre de 2016. Si tenemos en cuenta el total de personas refugiadas que se comprometió acoger frente a la UE, España debería reasentar y reubicar a 17.387 (la mayoría de nacionalidad siria) antes de septiembre de 2017. De ellas, solo 1.141 han llegado, lo que corresponde un 6,5% del total.
Por otro lado, los fondos que ha destinado la cooperación española en 2016 a la crisis siria no alcanzan 12 millones de euros, tal y como indican los datos de Naciones Unidas. Cifra irrisoria frente a los 194,3 millones de euros que debería de haber aportado según la riqueza nacional. Ante la falta de presupuestos generales del Estado, no se saben los fondos que se destinarán a esta crisis en 2017. Oxfam Intermon reclama que el presupuesto para este año de la ayuda humanitaria sea de 150 millones de euros para poder hacer frente a crisis como la de Siria. Sin este mínimo, España no podrá hacer frente a su responsabilidad internacional.
Estados Unidos y la UE cierran la puerta
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha emitido recientemente una nueva Orden Ejecutiva que suspende completamente el programa de reasentamiento de refugiados durante 120 días en su país. Esta acción sin precedentes supone una amenaza real a la vida de los sirios y otros refugiados que solo tienen un periodo de dos meses para viajar antes de que los controles expiren, debido a las complicaciones de los trámites y pruebas médicas y de seguridad impuestas por el proceso. Oxfam ha calificado este hecho como «otro intento de cerrar la puerta a miles de refugiados vulnerables que necesitan ayuda desesperadamente».
En el aniversario de las primeras protestas de Siria, el miércoles 15 de marzo, la Unión Europea volverá a aplicar en Grecia el Reglamento de Dublín (que había quedado suspendido temporalmente) de manera que las personas refugiadas que entren a Grecia y viajen por Europa corren el riesgo de ser devueltos a Grecia para tramitar sus solicitudes de asilo. Esto, a pesar de que la propia Comisión Europea ha admitido que sus políticas están poniendo al sistema de asilo griego bajo tensión y dejando a la gente en condiciones espantosas.
La fecha coincide también con un año del acuerdo UE-Turquía, que ha causado enormes sufrimientos a muchas personas -entre ellas muchos sirios- que intentan entrar en Europa para alcanzar la seguridad y la posibilidad de una vida mejor. El acuerdo UE-Turquía ha dejado a muchas personas en condiciones de hacinamiento y abusos en las islas griegas, ya que Europa intenta devolver a la gente a Turquía para evitar tramitar las solicitudes de asilo en sus costas.
El Gobierno del Reino Unido anunció en febrero que dejaría de aceptar a menores refugiados no acompañados de Europa bajo una enmienda a su ley de inmigración aprobada el año pasado.
Dentro de Siria, los civiles en las zonas sitiadas están bajo una tremenda presión. Igual que en Alepo a finales del año pasado, cuando el territorio fue tomado por el Gobierno sirio y sus aliados, a los civiles se les está dando la opción de evacuar (a menudo a zonas inseguras y donde se enfrentan a amenazas en ruta) o permanecer en la zona y aceptar las normas del Gobierno sirio, con riesgos considerables para las personas que el Gobierno percibe como parte de la oposición. Los trabajadores humanitarios que han ayudado a sus comunidades en los últimos años de guerra suelen estar particularmente expuestos a represalias.
Paula San Pedro afirma: «La comunidad internacional debe escuchar a todos los afectados por la crisis, incluidas las personas obligadas a huir a través de las fronteras, así como las organizaciones humanitarias locales que están ayudando en esta tragedia. Hasta que no haya una paz sostenible en Siria, todos los miembros de la comunidad internacional tienen el deber de ofrecer un refugio seguro a las personas que huyen de la violencia y la represión”.