“Estaba sola en la calle, cerca del Hospital Bir de Katmandú, después de haber hecho una formación con 50 enfermeras que sufrían especialmente el trauma y el estrés tras el primer terremoto”, recuerda Nuria Díez, psicóloga de Acción contra el Hambre en Nepal. “Entonces, de repente, una bandada de pájaros comenzó a volar en círculos, la gente empezó a correr, gritando y llorando, todo era confuso. Y el suelo se movía. Minutos después de que se produjera el segundo terremoto, llegaron muchas personas heridas al hospital, mientras otras trataban de salir del edificio. Nadie quería quedarse en los pisos superiores del hospital.”
El segundo terremoto, de una magnitud de 7.3 en la escala de Richter, causó la muerte de 117 personas y dejó cerca de 2.000 heridos, agravando la situación humanitaria ya frágil en Nepal. Una parte de la población había logrado recuperar en apariencia su vida. Esta normalización se esfumó con el segundo terremoto, obligando de nuevo a las familias a dormir a la intemperie por temor a otras réplicas. La reapertura de las escuelas, prevista inicialmente para el 15 de mayo, ha sido aplazada a una fecha posterior, todavía sin definir.
En Katmandú, los equipos de Acción contra el Hambre continúan brindando apoyo psicológico a los pacientes y al personal médico del Hospital Bir y de la maternidad. “Tanto pacientes y como personal sanitario se han visto afectados por el mismo drama y necesitan ser acompañados psicológicamente para continuar su trabajo y reanudar su vida cotidiana”, explica Martin Rosselot, director país de Acción contra el Hambre en Nepal. En la maternidad de Thapathali, se trabaja en espacios exclusivos para los niños y mujeres embarazadas y lactantes, para facilitar su capacidad de recuperación, además de proporcionar formación psicológica de emergencia y gestión del estrés.
Las práctica de atención, especialmente de atención psicológica, limita el aumento de la desnutrición, sobre todo en este tipo de contexto y en particular en Nepal, uno de los países más afectados por la desnutrición en el mundo. La atención psicológica proporcionada por la organización se integra en los programas de nutrición, especialmente en los distritos de Makwanpur, Nuwakot y Rasuwa donde se detecta, se trata y se previene la desnutrición aguda severa.
Más allá de la distribución de kits de emergencia y lonas de plástico para refugio, Acción contra el Hambre ha puesto en marcha un programa de dinero por trabajo mediante el cual se está llevando a cabo la limpieza de escombros, de manera que la población afectada disponga de recursos económicos para acceder de manera independiente a artículos de primera necesidad. Actualmente, la prioridad de la población es la reconstrucción de sus casas. “Es una carrera contra el tiempo, tenemos que poder ofrecer soluciones de alojamiento lo antes posible y comenzar la reconstrucción antes de la temporada de lluvias, que se inicia en pocas semanas”, señala Shashwat Saraf, director regional de operaciones de Acción contra el Hambre en Asia.