Millones de personas carecen de agua limpia debido a conflictos armados

Vivir en un país en conflicto reduce cuatro veces el acceso de menores a agua y saneamiento, según la ONU. Oxfam Intermón recuerda que el ataque a infraestructuras vitales viola el derecho internacional humanitario

Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón

La destrucción de infraestructuras, la contaminación de fuentes o el desplazamiento forzoso debido a los conflictos privan a millones de personas de acceso estable a agua limpia, exponiéndolos como consecuencia de ello a enfermedades e inseguridad, según denuncia Oxfam (Oxfam Intermón en España) con motivo del Día Mundial del Agua este jueves.


En Yemen, Sudán del Sur, Irak, Siria o República Centroafricana las víctimas de conflictos se exponen a diarreas o a enfermedades como el cólera, o se arriesgan a sufrir ataques al tener que desplazarse grandes distancias en busca de agua.


Según datos de Naciones Unidas, en los estados frágiles o que experimentan conflictos o disturbios, los niños y niñas tienen cuatro veces menos probabilidades de utilizar servicios básicos de agua y dos veces menos de utilizar servicios de saneamiento que los menores de otros países. El Banco Mundial calcula que hay 484 millones de personas viviendo en estados frágiles o fallidos. De ellos, 183 millones, según la ONU, carecen de servicios básicos de agua.


«Privar a la población de agua es una de las consecuencias más crueles de los conflictos, puesto que multiplica los problemas al añadir enfermedades y miedo al sufrimiento de los civiles», explica José María Vera, director general de Oxfam Intermón. «Además, puede llegar a ser un crimen de guerra, y pone en especial situación de vulnerabilidad a mujeres y niñas«.



Guerra y cólera en Yemen


Yemen es uno de los más claros ejemplos de cómo el conflicto exacerba la falta de acceso al agua. Ya era uno de los países con mayor escasez del mundo antes de la guerra. En estos momentos 16 millones de personas, de una población de 29 millones, necesitan agua potable y saneamiento.


«En lugar de en una casa, vivimos bajo un árbol, explica Salim Ibrahim, de la gobernación de Taiz. «Tengo que caminar dos horas cada mañana para traer 60 litros de agua. Y hago lo mismo al atardecer. Me gustaría poder comprarla, estoy agotado. Pero me costaría más de 9 dólares y no tengo dinero».


En Yemen, la epidemia de cólera se ha cobrado miles de vidas. La guerra ha destruido la mayoría de infraestructuras: en muchos sitios no hay acceso a agua potable y las condiciones higiénicas y sanitarias son paupérrimas.


Oxfam Intermón provee de agua potable y saneamiento a más de un millón y medio de yemeníes, incluso en áreas difíciles del país, proporcionando agua a través de camiones cisterna, reparando sistemas de agua, entregando filtros y bidones, construyendo letrinas y organizando campañas de limpieza. Oxfam Intermón atiende más de 430.000 personas en respuesta al brote de cólera.



Hasta la guerra tiene sus reglas


Desde 2010 Naciones Unidas reconoce explícitamente el derecho humano al agua. El acceso al agua ha de ser suficiente, saludable, aceptable, asequible, universal y físicamente accesible.


«Los ataques contra infraestructuras en Siria, la contaminación de pozos con cadáveres en República Centroafricana, los asaltos a mujeres y niñas que se desplazan en busca de agua en el Lago Chad. Se trata de acciones que castigan a la población civil y ante las que la comunidad internacional debe mostrarse implacable», asegura Vera. «Hasta la guerra tiene sus reglas», concluye.


Oxfam Intermón recuerda que el ataque contra infraestructuras vitales para la población viola el derecho internacional humanitario.


Oxfam Intermón es una organización experta en distribuir agua potable en conflictos y desastres. Estamos presentes en 90 países y ofrecemos agua y saneamiento a poblaciones afectadas por los conflictos de Siria, Irak, Yemen, Nigeria, Níger, Chad, República Centroafricana o Sudán del Sur, entre otros.



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