Me quedo en Mozambique

Fuente: CESAL

CESAL me permitía volver a un país delÁfrica Subsahariana, donde confiaba sentirme a gusto, salir de mi zona de confort y sentirme útil para los demás. Tengo un interés especial en trabajar en el ámbito de la seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria es fundamental para el desarrollo de cualquier ser humano, de cualquier comunidad y esencial para mantener una relación respetuosa con el medioambiente. La nutrición, el desarrollo del conocimiento, cubrir las necesidades vitales es imprescindible para garantizar el cumplimiento de los derechos básicos.

Mi integración en Mozambique ha sido fácil. Hablo portugués y swahili. Esto me está permitiendo mantener conversaciones cotidianas cuando salgo por ejemplo a comprar al mercado, e incluso mimetizarse con el entorno y ser una más. Me siento muy a gusto, gracias apoder compartir con las personas que me encuentro.

En el trabajo con CESAL, he llegado en un momento complejo, en el que se estaban poniendo en marcha nuevas iniciativas, con un equipo consolidado y con las agendas repletas de actividades. Por ejemplo, el jueves pasado recibimos al Gobernador de Cabo Delgado, con quien estamos preparando la visita del Presidente de la República. Vendrá en junio a conocer el trabajo agrícola que llevamos a cabo con las comunidades.

La agricultura es fundamental para la población de Cabo Delgado. En esta zona del país, apenas hay transporte o comercio y se detectan grandes carencias nutricionales. La mayoría de lo que se cultiva son especies de alto valor calórico y bajo nivel nutricional. Estamos trabajando junto a los agricultores en la promoción de cultivos resilientes al cambio climático y a los desastres naturales, a la vez que se introducen nuevas especies con altos valores nutricionales. Esta labor está siendo muy bien valorada por las instituciones públicas y por los productores y productoras, que se sienten orgullosos de recibir a representantes del gobierno que viajan expresamente a conocer el resultado de su trabajo.

En este contexto, casi sin haber podido empezar a trabajar, solo han pasado 3 semanas desde mi llegada al país, llega elCoronavirus. En un primer momento, viéndolo muy lejano. Hasta que mi WhatsApp no deja de sonar. El virus llega a España y recibo las noticias del cierre de escuelas, universidades, la cuarentena de mis compañeros de CESAL en España… El que la familia y los amigos tengan más tiempo, hace que te lleguen las cosas de primera mano. Comienzan a cerrar fronteras en países limítrofes, la embajada española en Mozambique insta a los turistas a volver a España y ves que algunas organizaciones se plantean evacuar a su personal expatriado.

Se produce una gran incertidumbre en todo nuestro entorno. Hay que tomar una decisión rápida, como la de quedarse o salir, porque pronto cerrarán el espacio aéreo y ya no habrá opción. Sientes una gran inseguridad, cada minuto hay novedades. Me quedo, a pesar de que la situación sanitaria aquí no es la deseada.Esta profesión que he escogido me ha hecho prepararme para situaciones de emergencia y no podría estar en mejor lugar que en el que estoy. Cumplo mi labor allá donde hago falta: como una enfermera, policía, cajera o limpiadora… en España o en otros países del mundo.

Seguir al lado de la gente es el objetivo, acompañarlas en su día a día y en lo que está por venir. A pesar de que el contexto no es el ideal. Muchas personas en el mundo están acostumbradas a no vivir nunca un contexto ideal. Ahora han cerrado las escuelas en Mozambique. Hay poca capacidad de garantizar la cobertura sanitaria o la fortaleza de las instituciones. Da miedo pensar en una cuarentena, porque si la gente no puede salir no entra dinero en casa. Es inevitable pensar que pueda haber desabastecimiento o incluso pensar que la cuarentena no será posible, porque los pescadores necesitan salir al mar y los agricultores al campo. Si no salen, muchos no tendrán nada que llevarse a la boca.

Tampoco puedo dejar de pensar en la situación que están provocando grupos insurgentes en el norte de Cabo Delgado. Las zonas agrícolas se están viendo atacadas por el descubrimiento de uno de los yacimientos de gas más grandes hasta ahora conocidos, y que ha provocado ya más de 100.000 desplazados. Todo esto sin olvidar que todavía no ha trascurrido un año desde el paso de dos de los ciclones más devastadores que ha sufrido el este de África, Idai y Kenett.

En cualquier caso,la respuesta de la cooperación es estar aquí.  Es el momento de quedarse, de apoyar a las personas, de construir y de mantener la calma.

Marta Brisset.
Técnica de Proyectos de CESAL Mozambique

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