Tras seiscientos días, la situación humanitaria en Gaza se encuentra en su punto más oscuro. Mientras se intensifican los incesantes y mortíferos bombardeos y los desplazamientos masivos, se mata de hambre a las familias y se les niegan los medios básicos de supervivencia. Además, no se dan las condiciones necesarias para que se pueda suministrar ayuda de forma segura y a gran escala.
Tras casi 80 días de bloqueo total de cualquier suministro por parte de las autoridades israelíes, ha entrado un goteo. Pero lo que ha llegado está muy por debajo de las necesidades ingentes de la población. En los últimos días, se ha solicitado la aprobación israelí para 900 camiones cargados. Unos 800 fueron autorizados y poco más de 500 pudieron descargarse en el lado israelí de Kerem Shalom. Las agencias solo han podido recoger unos 200 en el lado palestino del paso debido a la inseguridad y al acceso restringido.
Aunque han permitido introducir algunos suministros médicos y nutricionales, así como harina, las autoridades israelíes han prohibido la mayoría de los demás artículos, como combustible, gas de cocina, refugio y productos de higiene. También impusieron la condición de que sólo podíamos entregar harina a las panaderías y no directamente a las familias. Esto obligaba a la gente a enfrentarse a grandes multitudes para recoger diariamente el pan en un número limitado de panaderías. Durante el fin de semana, las panaderías que antes recibían suministros humanitarios han cerrado debido a la creciente inseguridad provocada por las grandes multitudes desesperadas. Es necesario distribuir alimentos de múltiples formas y en múltiples lugares en todas las provincias de Gaza. Esta es la única manera de restablecer el orden y evitar una hambruna masiva.
Israel tiene obligaciones claras en virtud del derecho internacional humanitario. Debe tratar a los civiles con humanidad, respetando su dignidad inherente. Debe facilitar la ayuda necesaria. Y debe abstenerse de realizar traslados forzosos. Necesitamos un flujo de ayuda previsible y a gran escala a través de múltiples cruces hasta llegar a las comunidades, como hemos hecho en el pasado.
Es necesario un acceso sin obstáculos y que todos los socios humanitarios, incluida UNRWA, puedan proporcionar suministros y, lo que es más importante, servicios. Los suministros por sí solos no equivalen a una respuesta humanitaria eficaz. Es esencial garantizar la prestación ininterrumpida de servicios en toda Gaza.
Las autoridades israelíes han socavado la capacidad de los equipos humanitarios para prestar una ayuda auténtica y basada en principios que llegue a los grupos más vulnerables. Se acaba de poner en marcha un nuevo sistema de distribución militarizado. Como hemos declarado, no se ajusta a los principios humanitarios, pone en peligro a las personas y no satisfará las necesidades ni la dignidad de la población de Gaza.
El Equipo Humanitario de País sigue prestando ayuda allí donde es posible, trabajando como una comunidad unida formada por organismos de la ONU y organizaciones no gubernamentales. Nuestros principios no son negociables.
No participaremos en ningún plan que socave la neutralidad, la imparcialidad o la independencia. La ayuda no debe convertirse en un arma. Nos hacemos eco de los llamamientos del Secretario General: un alto el fuego permanente, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el pleno acceso de la ayuda humanitaria.
Estamos preparados para salvar vidas. Déjennos trabajar. El plazo para evitar la hambruna se está agotando.