La relación de lo humano, lo natural, lo ancestral y lo divino en Ayacucho

En Perú, el 15% de los niños de menos de cinco años sufren desnutrición crónica. Una cifra que se incrementa a 36,1% en la región de Ayacucho y supera el 50% en las comunidades rurales. ¿Por qué estas alarmantes cifras?

Fuente: Acción Contra el Hambre

Las causas de la desnutrición infantil son diversas y están relacionadas entre sí. La medicina por sí sola no nos ofrece todas las respuestas. Cada vez más, la perspectiva cultural arroja luz buscando en los modelos y estructuras culturales, permitiéndonos entender comportamientos y formas de interpretar el mundo, que muchas veces están tan cerca de las cifras de la desnutrición, como son las de la población indígena rural de la región de Ayacucho,.

Modelos de crianza, conocimientos locales sobre la salud y el cuerpo, sistemas de producción y alimentación… Así viven y así entienden el mundo las comunidades campesinas de Huanta y Vilcashuamán, en Ayacucho, provincias donde trabaja Acción contra el Hambre.

Según las últimas evaluaciones llevadas a cabo por Acción contra el Hambre en Perú, la gran mayoría de los niños examinados presentan un inadecuado consumo de energía, proteínas y micronutrientes, que no alcanzan las recomendaciones nutricionales requeridas para un apropiado crecimiento y desarrollo en este periodo de vida.

La producción local, los programas alimentarios y las compras en las ferias locales suponen las formas de abastecimiento de alimentos para una gran mayoría de familias campesinas en la provincia de Vilcashuamán. La frecuencia de consumo es variada y aunque se haga un consumo adecuado del número de comidas, esto no se traduce en niveles apropiados de energía y nutrientes ya que las cantidades utilizadas suelen ser escasas, consecuencia de un desconocimiento de las bondades nutricionales y a la poca disponibilidad de los alimentos.


Según los conocimientos locales sobre la infancia, se llegan a identificar alrededor de 18 etapas en el desarrollo infantil desde que el niño nace hasta los 3 o 4 años, cada una con su nombre y con los cuidados que requiere. Solo durante el embarazo se reconocen 3 etapas que tienen que ver con la formación del bebe: cuando el feto es solo “sangrecita” (yawarcorpalla), cuando el feto es solo “carnecita” (aichacorpalla) y cuando ya empieza a patear y a moverse.


En algunas comunidades como la de Laupay o la de Hercomarca, se identifican “umbrales” que marcan el paso de una etapa a otra, de ser bebé (wawacha) a ser niño o niña (warmacha). Un primer umbral en Laupay lo marca el acto de “descubrir” o “exponer” al niño porque ya no se considera necesario cubrirlo con una manta al salir de casa.

Estas etapas están más relacionadas con las capacidades que va adquiriendo el niño que con su edad. Aunque las mujeres identifican edades aproximadas para cada etapa, el desarrollo de una capacidad no se vincula directamente a una edad.


Así como se evitan determinadas emociones que pueden dañar al bebé durante el embarazo, se las evita también durante el periodo de lactancia, ya que en este caso las emociones se transmiten a través de la leche. Además de prevenir enfermar al niño con la transmisión de estas emociones, se emplean técnicas que contribuyen desde su perspectiva al cuidado, el crecimiento y desarrollo de los niños.


Se usa el chumpi para envolver la cintura del niño con la finalidad de “cohesionar” y “fortalecer” su cuerpo para las exigencias del trabajo en el campo. Así también, se cree en la posibilidad de “potenciar” el cuerpo y el carácter del niño a través de la práctica de la Urawa: le pasaron una pierna de venado al niño recién nacido para que “sea ágil” y una piedra en la mano para que “tenga fortaleza”.


La actividad agrícola local es de autoconsumo y subsistencia; y se desarrolla en parcelas con extensiones pequeñas (el 87,7% son terrenos de una hectárea o menos). Suele ser el hombre el que realiza un trabajo asalariado para complementar sus ingresos, lo que ocasiona que la mujer quede a cargo de las actividades del hogar. Así, se produce una recarga de actividades que puede estar afectando el cuidado de los hijos menores de 3 años. Los meses de diciembre, enero, febrero y agosto son los de mayor déficit de alimentos en el hogar, con lo que se convierten en periodos de mayor inseguridad alimentaria en las familias de la provincia de Vilcashuamán.


La prevalencia de desnutrición crónica en niños menores de 3 años residentes en la provincia de Vilcashuamán es del 31,5%; y ella es mayor en los hijos de mujeres con menor nivel educativo (primaria o menos) y en niños varones. La desnutrición aguda en menores de 3 años es de 4,0%, y la global, 12%. Estas cifras son más elevadas que el promedio nacional.

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