GAZA 1 Año después

La última ofensiva militar en la franja de Gaza que comenzó el 8 de julio de 2014 y duró 50 días ha tenido un terrible impacto en la población civil.

Fuente: UNRWACE

La franja de Gaza, una de las zonas con la densidad de población más alta del mundo, es el hogar de 1,8 millones de personas, de los cuales 1,2 millones son refugiados de Palestina. Durante la última década, la situación socioeconómica en Gaza ha estado en constante retroceso. Los años de conflicto y el bloqueo han dejado al 80% de la población dependiente de la ayuda internacional.

La ofensiva empeoró todavía más la situación en Gaza, donde el 90% del agua no es apta para el consumo humano y ya antes de la ofensiva el 57% de los hogares sufría de inseguridad alimentaria. Esta gran incidencia de la inseguridad alimentaria se debe en gran parte al bloqueo, que tiene un impacto devastador sobre los refugiados de Palestina, incluidos aquellos que viven en campamentos de refugiados.

En UNRWA trabajamos con más de 11.000 personas en más de 200 instalaciones a lo largo de toda la franja de Gaza, proporcionando educación, salud, protección en emergencias, servicios sociales, microcréditos, etc, a los refugiados de Palestina. Más de 800.000 personas reciben asistencia alimenticia de UNRWA; dos de cada tres refugiados y más de la mitad población total. En el año 2000, cuando la economía funcionaba con mayor normalidad, solo 80.000 refugiados necesitaban ayuda.

EL DIFÍCIL PROCESO DE RECONSTRUCCIÓN

Actualmente sigue habiendo más de 138.000 casas dañadas: casi 18.500 severamente dañadas o incluso totalmente destruidas, y más de 123.000 con daños leves (más de la mitad ahora reparadas).

UNRWA comenzó entonces un programa de asistencia en efectivo, a través del cual proporcionaba ayudas para reparaciones a las familias cuyos hogares habían resultado dañados y subsidios de alquiler a familias refugiadas de Palestina en Gaza que habían perdido su hogar. Actualmente casi 12.000 familias ha recibido nuestra ayuda para alquiler de una vivienda.

La prohibición de la importación de materiales de construcción por el Gobierno de Israel está ralentizando el proceso de reconstrucción, ya que la importación solo es posible tras un largo proceso de aprobación, para aquellos proyectos dirigidos por la ONU, pero no para el programa de asistencia en efectivo para que los refugiados puedan reconstruir sus propios refugios. La Agencia, además de trabajar para reconstruir la franja de Gaza, promueve la recuperación económica, reconstruyendo la infraestructura educativa y apoyando las necesidades de desarrollo de la población a largo plazo.

LAS CONSECUENCIAS DEL BLOQUEO PARA LA POBLACIÓN

Durante la última década, la situación socioeconómica en Gaza ha estado en constante retroceso. Los años de conflicto y el bloqueo, contrario al Derecho Internacional Humanitario, que Israel mantiene desde 2007, han producido una grave crisis entre la población e Gaza, obligando a la población a depender mayoritariamente de la ayuda humanitaria e impidiendo el intercambio de productos y servicios, así como la libertad para salir o entrar a Gaza.

De los dos únicos cruces para entrar y salir de Gaza en lo que llevamos de año: por Erez no pueden pasar ni medio millar de personas diarias (cuando en el año 2000 pasaba una media de 26.000 diarios) y el de Rafah apenas ha estado abierto 15 días desde octubre de 2014.

El Banco Mundial Internacional ha reducido el PIB un 50% y el desempleo ha llegado hasta el 43%, 60% entre los jóvenes, cotas de récord nunca alcanzadas hasta ahora.

“El bloqueo ha destruido la economía de Gaza, antes dinámica, productiva y orientada al comercio, así como su capacidad para crear trabajo. La gran mayoría de la población sufre inseguridad alimentaria y no tiene otra alternativa que depender de la ayuda internacional”. Robert Turner, Director de Operaciones de UNRWA en Gaza.

El bloqueo provoca también un déficit de combustible que afecta al suministro de servicios básicos, como el abastecimiento de agua, saneamiento, salud, servicios de transporte y electricidad. Antes del conflicto del verano de 2014 y desde a la imposición del bloqueo en 2007, Gaza operaba por lo general con un programa de electricidad de emergencia que consistía en “ocho horas encendida, doce horas apagada”. La aguda escasez generada tras la crisis de julio y agosto de 2014 obligó a cambiar este programa y a limitar el suministro de electricidad a unas seis horas en las zonas del norte y el centro de Gaza.

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