Experiencia de cooperación en Palestina: una experiencia intensa, enriquecedora e inolvidable.

Hacemos mención en primer lugar al artículo de la estudiante de la Universitat de Valéncia, Glòria Maria Caravantes, que nos aporta la experiencia vivida en Palestina con el viaje que ella, junto a otro estudiante de la UV Lluís Mora y la delegada de ACPP-PV, Trini Blanch, que hicieron el pasado mes de octubre a Oriente Medio dentro del proyecto que financia el Servei de Dinamització i Informació d'estudiants (SeDI) de la Universitat de València.

Fuente: ACPP-PV

Los muros. Pienso en Palestina y sólo veo muros: construcciones humanas que generan divisiones de odio y rechazo. Ya no hablamos únicamente en el sentido físico, sino también en el nivel ideológico; la construcción sociopolítica del ellos versus nosotros. Kilómetros y kilómetros de división entre una parte y otra del mundo…

Antes de llegar pensé que nadie allí sería capaz de esbozar una sonrisa, por varias razones en cuestión: el conflicto latente que se evidencia en la presencia militar en cada esquina, la mirada déspota de los militares, los checkpoints, la vigilancia líquida que anunciaba Bauman en las cámaras de seguridad, el ejercicio del poder y humillación hacia el pueblo palestino en Qalandaya… pero no, estaba equivocada. A pesar de todo ello, la vida cotidiana de allí tiene un lugar reservado para las sonrisas.

Éste fue el mejor regalo que me traje de Palestina. Sus sonrisas fueron nuestra acogida más grata. A veces no somos conscientes de cuánto disponemos y de cuánto podemos disponer por nuestra acomodada condición occidental. Las familias y hogares que tuvimos la oportunidad de conocer nos ofrecieron tanto cuanto disponían, incluso en mitad de Khirbet Tana. La vida allí nos hizo comprender que la mayoría de los problemas y necesidades que “sufre” nuestro mundo occidental no son problemas y necesidades de facto. Son construcciones sociales propias del capitalismo y de la globalización que obcecan e impiden apreciar el valor de una vida digna y sostenible.

Ante ello, el papel de Asamblea de Cooperación por la Paz en consonancia con las contrapartes Palestinian Hidrology Group (PHG) y Palestinian Agricultural Development Association (PARC), ante la legitimización de la superioridad del poder militar israelí sobre Palestina, desarrolla un papel fundamental en el desarrollo rural de las zonas de Al-Wajala, Al- Jiftlik, Halhoul y Khirbet Tana. El apoyo institucional a ambas contrapartes se basa en un trabajo planificado en función de las necesidades más apremiantes de las comunidades, generalmente, en el sector del agua, saneamiento, higiene y empoderamiento de las mujeres a través de la creación de cooperativas.

No obstante, ante la escasez de recursos que las municipalidades pueden proporcionar a la población palestina, el papel de las ONGDS resulta determinante. En este caso, la Cooperación Internacional al Desarrollo incide directamente en
Experiencia de cooperación en Palestina: una experiencia intensa, enriquecedora e inolvidable.


Gloria María durante la visita proyecto productivo (producción y distribución agrícola por mujeres) de ACPP y PARC


La Cooperación no trata de ser el salvador ante las necesidades que, en buena parte, se producen por la incapacidad institucional de hacer frente a las mismas. La Cooperación Internacional para el Desarrollo es más que un simple proyecto redactado y aprobado para su ejecución. La Cooperación es la potenciación de las capacidades, la promoción de valores de solidaridad, justicia social y de la defensa de los Derechos Humanos, el establecimiento de sinergias entre el Norte y el Sur y al mismo tiempo, un proceso de aprendizaje compartido con la finalidad de lograr un desarrollo más justo e igualitario.

El compendio de proyectos de cooperación que allí tienen lugar (educación, saneamiento, empoderamiento de las mujeres, hábitos de higiene, desarrollo rural…) son espacios de creación de oportunidades, de potenciación de las capacidades y del aumento de las posibilidades de alcanzar una vida digna.

La hipocresía institucional que arrastra a la sociedad a la ignominia y a la indiferencia debe poner fin a la situación de miles de personas que viven en campos de refugiados, de quienes son asediados por las fuerzas militares y de quienes se ven sometidos al control de los que (des)gobiernan nuestro mundo. La creciente financiación en materia de cooperación bilateral en detrimento de la multilateral, no es un paso a favor de las políticas internacionales de cooperación, ni mucho menos lo son las actuaciones que recientemente han sido protagonizadas por la comunidad internacional ante situaciones de trágica emergencia humanitaria; o en nuestro caso más cercano, los recortes estatales y autonómicos en cooperación al desarrollo. La solidaridad entre el Norte y el Sur no puede ser concebida como una cuestión voluntaria y opcional, la solidaridad debe ser reconocida como un derecho y un deber de los Estados para el bienestar de la población.

En este marco de actuación, la lucha de y por la Cooperación no es más que una gota en el mar… por lo que nos gustaría finalizar con la siguiente reflexión: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota” (Teresa de Calcuta).

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