Fuente: Entrepobles
El 8 de marzo del 2020 enormes manifestaciones muestran la potencia del movimiento feminista. La coreografía del colectivoLas Tesisde Chilerecorre el mundo dando voz a un saber colectivo: «el patriarcado es un juez que te juzga por nacer». Sin embargo una semana después el Cononavirus impuso el distanciamiento social obligatorio en algunos países, voluntario en otros, las voces colectivas en la calle se silenciaron momentáneamente.
Esta no es la única pandemia que ha vivido la humanidad, pero si es la primera que paraliza y encierra a millones de personas en sus casas con terribles consecuencias para los sectores más desprotegidos de las sociedades.La pandemia ha puesto en evidencia las desigualdades estructurales generadas por el capitalismo pero también ha impactado de forma generalizada los empleos de millones de personas creando situaciones dramáticas.
Como dice Maristella Svampa:
Hoy leemos en numerosos artículos, corroborados por diferentes estudios científicos, que los virus que vienen azotando a la humanidad en los últimos tiempos están directamente asociados a la destrucción de los ecosistemas, a la deforestación y al tráfico de animales silvestres para la instalación de monocultivos. Sin embargo, pareciera que la atención sobre la pandemia en sí misma y las estrategias de control que se están desarrollando no han incorporado este núcleo central en sus discursos. Todo eso es muy preocupante. (Nueva Sociedad abril 2020).
La disputa simbólica se instala en el escenario político y según cómo analicemos las causas, podremos imaginar las salidas pos pandemia. Para las feministas argentinas Veronica Gago y Luci Caballero, es necesario poner en acción las claves de lectura que produjo el feminismo, ya que permite comprender el futuro que se está haciendoahoramismo.
«¿O alguien se imagina qué sería esta pandemia sin la previa politización de los cuidados, sin la militancia por el reconocimiento de las tareas de reproducción y la valorización de las infraestructuras de trabajos invisibilizados, sin la denuncia del endeudamiento público y privado, sin la contundencia de las luchas anti-extractivistas para defender los territorios del saqueo de las corporaciones?» Revista Anfibia 2020
Es una politización que surge de miles de prácticas, situadas, parciales, que se nutren de campos teóricos a veces contradictorios y sujetos a revisión, pero que han abierto interpelaciones sustanciales. Por ello las autoras alertan sobre lo que no nos ayuda a pensar y a posicionar las prácticas colectivas;«hay dos lugares de enunciación que no nos resultan eficaces. Una rápida partida de defunción para el capitalismo (que incluye desde un editorial del Washington Post pasando por teóricos consagrados) o, en contrapunto, una insistencia en que la pandemia confirma el control capitalista totalitario sobre la vida». Ibem.
Desde el pensamiento feminista y en particular desde el eco feminista se construye la articulación con el pensamiento ecologista para imaginar nuevas formas de producir, consumir y habitar.
QUEDATE EN CASAha sido el lema para enfrentar la pandemia en la mayoría de los países, una «casa» que cuando existe es una prisión para muchas mujeres, niñas y niños. Los impactos serían aun peor si no fuera por la desobediencia al «QUEDATE EN CASA» que practican las personas solidarias con el dolor ajeno, organizando ollas populares, armando canastas de alimentos y construyendo con sus acciones, entramados desde abajo de solidaridad y cuidado.
Cuando salgamos del encierro, sin duda el mundo no será el mismo.La pandemia muestra la desigualdad capitalista de forma brutal y dolorosa, a pesar de los paliativos estatales, siempre escasos para la devastación que se produce. Los efectos aún no lo evidencian pero ya se perciben transformaciones laborales (tele-trabajo) que anulan los límites de la jornada laboral en aras de la libertad de elección y habilita pérdidas de derechos sociales y reducción del numero global de ocupados en el mercado de trabajo. Hay coordenadas de los debates sociales que cambiaron radicalmente volviendo más urgente y perentorios los cambios de nuestras prioridades. Suely Rolnik en diálogo con Negri y Hart, Deleuze y Guattari señala que
«la fuerza vital de la cual se alimenta el capitalismo ya no se reduce a su expresión como fuerza de trabajo , lo que implica una metamorfosis radical de la propia noción de trabajo. Eso se acompaña de una paulatina dilución de la forma del Estado democrático de derecho, de la cual dependían leyes laborales propias del régimen en su versión anterior» Rolnik 2019: 27
Aparece con descarnada perentoriedad la necesidad de reestructurar el campo del deseo con prácticas que desestabilicen las formas dominantes de la subjetivación. Rolnik hace una cartografía de las esferas de la insurrección a recorrer para descolonizar el inconsciente y dar espacio a los «embriones de mundos que habitan los cuerpos». Esos «embriones de mundo» se expresan en los modos de producir y consumir, en las formas de relacionarnos, en las esferas de la micropolítica de territorios que producen sinergias colectivas que acogen y cuidan.
¿Como construir una agenda que ponga en jaque al capitalismo? Como pocas veces, la pandemia nos impulsa a dejar de mirar el Estado, los mercados, la familia, la comunidad, con lagañas tradicionales.A la luz de nuestra vulnerabilidad social y nuestra condición humana, como seres inter y ecodependientes, debemos repensar en una reconfiguración integral, esto es, social, sanitaria, económica y ecológica, que tribute a la vida y a los pueblos. Svampa, Viale 2020
Territorios feministas
En el pos pandemia aparece como urgente desplegar espacios colectivos autónomos, re-inventando resistencias a la cultura capitalista en todas sus manifestaciones consumistas, individualistas, violentas, racistas, colonialistas, y patriarcales y explorar el espacio de la invención política creativa escapando también al juego político del estado y de la representación. Ello no implica desatender la crítica, o el cuestionamiento a las formas tradicionales de la política y los Estados, perosolo reconstruyendo acción política desde la comunidad, podremos construir formas de vivir más cercanas a un imaginario transformador. Transformar las formas de producir y consumir es una manera de territorializar el feminismo para producir otras formas de habitar y fortalecer esas esferas de la insurrección desde lo micro. Las nuevas expresiones feministas crean «mercadas virtuales», ferias, permacultura, huertas urbanas, mercados de trueque, experiencias de gestión sostenible en materia política y ambiental que fortalecen esferas de economías alternativas y autogestión. Extender y profundizar esas experiencias es una alternativa para enfrentar la crisis que deja el coronavirus. con economías desarrolladas desde los territorios que pueden contribuir a una democratización desde abajo, modificando prácticas de consumo para desarrollar una nueva relación con la naturaleza.
El cuidado para la sostenibilidad de la vida
Las necesidades cotidianas básicas, como alimentarnos, vestirnos, cuidar a los niños o a los enfermos, darnos afecto, reconocimiento y solidaridad, son el centro de la vida cotidiana de las personas. La reproducción de la vida es realizada mayoritariamente por mujeres, que son quienes han garantizado los cuidados y afectos necesarios. La teoría feminista ha colocado el foco en esta relación, abriendo la posibilidad de analizar íntegramente la sociedad. La despatriarcalización de la vida pasa por asumir el cuidado como un eje central del sostenimiento de la vida humana y no humana. Carrasco señala que:
«centrarse explícitamente en la forma en que cada sociedad resuelve sus problemas de sostenimiento de la vida humana ofrece, sin duda, una nueva perspectiva sobre la organización social y permite hacer visible toda aquella parte del proceso que tiende a estar implícito y que habitualmente no se nombra» (2003:12).
En la propuesta de «Nuevo pacto social verde» que plantean Svampa y Viele1 para la pospandemia se señala como uno de los 5 ejes del pacto social la construcción de sociedades ligadas al paradigma del cuidado. Este paradigma se basa en el reconocimiento de la interdependencia entre las personas y la ecodependencia con la naturaleza.