19 de agosto, Día Mundial de la Asistencia Humanitaria
Madrid, 18 de agosto de 2016.- Ante la próxima celebración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, denunciamos que la brecha entre la necesidad de ayuda y la (in)capacidad para atenderla resulta trágica. El continuo aumento de la cifra de personas refugiadas y desplazadas, que alcanza ya el máximo histórico de 60 millones, junto con los 125 millones que necesitan ayuda humanitaria en el mundo, contrasta con el estancamiento de la aportación económica que se destina a socorrer a las víctimas de desastres naturales y conflictos, de los que hay activos cuatro de gran alcance (Siria, Irak, Yemen y Sudán del Sur).
En la Cumbre Humanitaria Mundial celebrada en Estambul el pasado mes de mayo, planteams tres cuestiones prioritarias: la alianza con organizaciones no gubernamentales del Sur, la garantía de seguridad para quienes proveen y reciben asistencia médica y la insuficiencia de la acción de los Estados ante la actual crisis migratoria. Objetivos que se siguen mostrando esenciales tres meses después, viendo el continuo ataque a hospitales en Siria y Yemen, la insuficiente apertura de corredores humanitarios y la situación en Turquía, el supuesto “país seguro” al que la Unión Europea ha convertido en muro para las y los refugiados que huyen de esas guerras.
Además, cada vez es más difícil acceder a instalaciones de asistencia médica y realizar el despliegue de ayuda humanitaria. Reiteramos su exigencia de proteger a las víctimas, al personal sanitario y las infraestructuras de salud. “En las últimas semanas se han sucedido los bombardeos a hospitales en zonas en conflicto, donde son la última y única esperanza para una mínima asistencia médica, con pérdida de vidas y de recursos materiales esenciales. Cada día vemos como se traspasan impunemente todas las líneas rojas. Simplemente, la humanidad no se lo puede permitir”, afirma José Félix Hoyo, presidente de Médicos del Mundo.
Actuar en el Sur desde el Sur
Para responder con más eficacia a las crisis y poder alcanzar una práctica humanitaria equilibrada, los actores «del norte» deben reforzar la capacidad de organizaciones de la sociedad civil de los países «del sur». Durante más de 30 años, nuestra orfganización ha estado cooperando con estos actores locales, que a menudo han sido los primeros en responder a las emergencias que se han presentado. Estas organizaciones son indispensables, debido a su conocimiento del contexto local.
En la Cumbre de mayo se acordó que estas entidades reciban, sin intermediarios, el 25% de los presupuestos disponibles para emergencias en 2020. Sin duda, un gran reto teniendo en cuenta que en estos momentos gestionan menos del 2% de estos fondos. En las intervenciones de emergencia, la disponibilidad inmediata de fondos es esencial para garantizar una eficacia que se mide en vidas humanas.Estas organizaciones locales son muy activas en el combate de hambrunas, especialmente en África, mientras que en América Latina las hay especializadas en reconstrucción y abastecimiento de agua en zonas golpeadas por inundaciones o tifones.
Los retos de la asistencia humanitaria
Aunque parece haber consenso entre la mayoría de los actores involucrados respecto al resultado positivo de la Cumbre Mundial Humanitaria, lo cierto es que el encuentro de Estambul dejó al descubierto también algunas sombras, como el hecho de que se ignoraran o apenas se profundizara en temáticas clave como las migraciones, la escasez de acciones de prevención de conflictos, el respeto a los principios humanitarios o la reforma de los mecanismos de Naciones Unidas. Con todo, la clave está en si la comunidad internacional será capaz de imponer un liderazgo político para la resolución de los principales conflictos y garantizar el cumplimiento de los compromisos adquiridos de una manera verdaderamente eficaz.
Resumen de los compromisos acordados en la Cumbre Mundial Humanitaria