- Los epidemiólogos de Acción contra el Hambre, con experiencia en epidemiasde cólera, ébola o sarampión, advierten que las dificultades de diagnóstico y la ausencia de síntomas en gran parte de los enfermos constituirán un reto añadidofrente al covid-19en los países más pobres.
- Estudios realizados en China muestran que cercadel 85% de las personas afectadas por el virus no habían sidodiagnosticadas,pe
ro podrían seguir transmitiendo el virus. Estas cifras muestran qu eestamos viendo solo la punta del iceberg. - Con serias dificultades logísticas, técnicas y culturales para el confinamiento, el cambio de comportamientos en la comunidad será clave para cortar la cadena de transmisión en países en desarrollo.
- Acción contra el Hambre, con una extensa experiencia en agua, saneamiento e higiene para tratar la prevención cuenta con habilidades transversales en la concienciación de la comunidad sobre el cambio de comportamiento.
“Las epidemias nacen y mueren en las comunidades.Esto, en países con sistemas sanitarios débiles, se convierte en la clave para atajar la pandemia.Es fundamental quelas comunidades reciban capacitación, materiales de prevención y ayuda, ya que son imprescindibles para encontrar y frenar los brotes, salvar vidas, acelerar la recuperación y ayudar al restablecimiento de la normalidad”, aseguraAmador Gómez,directortécnicode Acción contra el Hambre.
Más allá de la respuesta médica, una epidemia requiere una dimensión social:“esas epidemias no sólo amenazan vidas, sino todos los aspectos de la sociedad, desde el comercio al transporte, la educación, los servicios, el empleo…cuando se interrumpen los servicios y el empleo, la vida cotidiana se pone patas arriba y esto tiene también serias consecuencias en las comunidades”, concluye.
Son muchas las voces que señalanesta pandemia del coronavirus que está sufriendo todo el mundo, con especial virulencia en Occidente, como una situación inédita de la que sabemos aún muy poco. Tenemos pocos datos sobre su evolución y posibles tratamientos, y no contamos aún con vacunas para prevenir a la población de riesgo.
Demasiadas personas sin síntomas, una bomba de relojería para el contagio