Manifiesto. Día internacional de eliminación de las violencias contras las mujeres

La Coordinadora se suma al clamor internacional por una vida libre de violencias machistas y alza su voz contra toda agresión en cualquier parte del mundo.

Bajo el lema “nos queremos diversas, libres, rebeldes, seguras y vivas para asegurar nuestros derechos y transformar la realidad”, demandamos medidas concretas que pongan fin a esta grave violación de los derechos humanos.

La violencia contra las mujeres y las niñas ha aumentado en todo el mundo a consecuencia de la COVID-19. También han aumentado los embarazos no deseados y los abusos sexuales. El avance de la pandemia, la vuelta a confinamientos domiciliarios, y las insuficientes medidas adoptadas para mitigar las desigualdades y prevenir las violencias, amenazan con mermar aún más el bienestar de las mujeres. Esto significa poner en riesgo su salud sexual y reproductiva, su salud mental, su resiliencia y capacidad de recuperación, la posibilidad de participar en la recuperación de nuestras sociedades y en la construcción de propuestas para salir fortalecidas de esta crisis.

La violencia estructural preexistente se agudiza y, por tanto, atenta aún más contra los derechos fundamentales contenidos en pactos internacionales y Constituciones de los propios países. Más allá de la violencia en el ámbito de la pareja o expareja, existen otras muchas que, aunque menos visibles, son igualmente preocupantes. En los últimos años, por ejemplo, asistimos a un notable incremento de los discursos de odio o las violencias en redes sociales. También existen situaciones que hacen que la violencia de género tenga un impacto específico sobre mujeres racializadas, con diversidad funcional, en situación de sinhogarismo o de pobreza, mujeres refugiadas, desplazadas, migradas y/o sin papeles, en desempleo o con empleos más precarios, mayores o que se dedican a los trabajos de cuidados. Es importante hablar, por ejemplo, de la violencia institucional hacia las mujeres racializadas, migrantes y/o refugiadas que obstaculiza su acceso a la protección cuando están sufriendo violencia, la escasez de recursos específicos para aquellas que tienen necesidades especiales o no pueden acceder a la vivienda o a un salario digno que permita desarrollar su autonomía e independencia.

Las diferentes formas de violencia contra las mujeres requieren una mirada amplia y comprehensiva, además de una respuesta del Estado –que está obligado a ello por diversas legislaciones nacionales e internacionales–. En este sentido, deben reconocerse tres cuestiones clave:

➔ Titularidad del derecho. Los derechos de las mujeres que enfrentan cualquier tipo de violencia machista son derechos subjetivos que deben ser garantizados por los Estados. Además de la obligación del Estado de gestionar o arbitrar la detención, la atención, la protección, la justicia y la reparación con medidas adecuadas y suficientes; tal como está recogido en los marcos nacionales e internacionales de obligado cumplimiento.

➔ Prioridad. En términos de recursos y en términos financieros, de profesionalización de los servicios, de rendición de cuentas y también en términos de prevención.

➔ No discriminación. El Estado debe visibilizar y eliminar obstáculos añadidos que enfrentan determinadas mujeres: migrantes –especialmente en situación administrativa irregular–, refugiadas, desempleadas, en situación de pobreza o exclusión social, niñas, mujeres mayores y aquellas con circunstancias añadidas como puede ser la discapacidad.

Propuestas viables y urgentes

Por todo lo anterior, instamos a al Gobierno a que aplique de forma inmediata el Convenio de Estambul (2011) sobre prevención, asistencia integral a las víctimas y lucha contra todos los tipos de violencia contra las mujeres -sean de carácter sexual, laboral, institucional, económico, acoso sexual u otras violencias.

Reclamamos las siguientes medidas urgentes para, de una vez por todas, avanzar hacia la erradicación de las violencias contra las mujeres:

● Diseñar una respuesta integral en el ámbito subestatal, estatal y global a la pandemia que priorice intervenciones para evitar la violencia contra las mujeres y las niñas.
● Establecer un ingreso mínimo vital (IMV) para todas las mujeres que han sufrido y sufren violencia machista, sin discriminación por motivos raciales, étnicos, administrativos.
● Garantizar una cooperación internacional feminista que proteja a las mujeres en situación de mayor discriminación o vulnerabilidad, que fortalezca la igualdad de género y el poder de las mujeres para afrontar toda clase de violencias patriarcales, y facilite su acceso a la justicia y la reparación.
● Impulsar acciones para garantizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres niñas en España y en todo el mundo.
● Generar espacios seguros para las mujeres que sufren las violencias y sensibilizar a las instituciones y a las personas encargadas de garantizar su integridad física y emocional para evitar la revictimización.
● Mejorar los mecanismos de detección de riesgo y acción de las instituciones y los sistemas de recogida de datos.
● Mejorar y ampliar el Programa de Inserción Sociolaboral para mujeres víctimas de violencias machistas que, hasta la fecha, se muestra ineficaz debido a sus escasos datos.
● Promover una regularización de las mujeres en situación irregular para garantizar su acceso a medidas de protección que garanticen que no son excluidas.
● Implementar medidas de protección y prevención frente a las redes de trata de personas, incrementando los esfuerzos para identificar a los responsables y asegurar que son juzgados.
● Promover programas que eduquen en la igualdad y la corresponsabilidad de género desde edades tempranas.
● Apoyar a las organizaciones que trabajan en la prevención, atención y reparación a sobrevivientes de violencia con fondos que garanticen su labor y un apoyo político que impulse su participación en la toma de decisiones.
● Fortalecer con presupuestos suficientes los recursos humanos y asegurar que los programas implementados por las comunidades autónomas tengan una duración plurianual con objetivos claros e indicadores de ejecución que permitan la medición, seguimiento y evaluación del resultado en términos de eficacia, eficiencia, economía y calidad.

Las mujeres en todo el mundo nos queremos diversas, libres, rebeldes, seguras y vivas para asegurar nuestros derechos y transformar la realidad. Seguiremos trabajando día a día para erradicar todas estas injusticias. Apostamos por una sociedad que se transforme desde una óptica feminista, de cuidados, de transformación ecosocial, igualitaria que respete la diversidad y a todas las personas, sin distinción de su sexo, orientación sexual, nacionalidad o estatus migratorio, raza o etnia, o creencias políticas o religiosas.

El 25 de noviembre, a las 12:00h, nos sumamos a todas las mujeres del mundo que exigen el fin de las violencias contra las mujeres. Desde Asia a América Latina, pasando por África y Europa, instituciones, entidades públicas y privadas, medios de comunicación, ONG y personas de todo el planeta mantendremos un minuto de silencio por las víctimas de la violencia contra las mujeres.

Los datos del retrato actual son escandalosos

Violencia sexual
● 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja.
● En todo el mundo, 750 millones de mujeres y niñas se casaron antes de los 18 años y al menos 200 millones se sometieron a la mutilación genital femenina (MGF).
● Solo el 52% de las mujeres casadas o en una unión, toman libremente sus propias decisiones sobre relaciones sexuales, uso de anticonceptivos y atención médica.
● Se estima que, por cada violación denunciada en un contexto de guerra, hay entre 10 y 20 casos que quedan sin documentar. Solo en los conflictos activos en 2018, Naciones Unidas documentó 2.500 casos de violencia sexual.

Violencia económica
● En 18 países, los hombres pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen; y en 49 países no existen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica.
● En todo el mundo, las mujeres que poseen tierras agrícolas son solo el 13 por ciento.
● Las mujeres en el norte de África acceden a menos de uno de cada cinco empleos remunerados en el sector no agrícola. En todo el mundo, la proporción de mujeres en empleos remunerados fuera del sector agrícola ha aumentado del 35% en 1990 al 41% en 2015.

Violencia machista
● 3 de cada 5 mujeres asesinadas lo fueron a manos de su pareja, expareja o algún miembro de su familia. África es el continente con mayor tasa de feminicidio, seguido de América.
● En los últimos 12 meses, al menos, 243 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima.
● En España, según la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, 40 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año. Según datos de Feminicidio.net, que contabiliza casos que no han son tenidos en cuenta por las cifras oficiales, las mujeres asesinadas este año han sido 105.

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