En un planeta en llamas, solidaridad o barbarie

FOTO: Cisjordania. Atención a la comunidad beduina del distrito de Jerusalén Este, en Cisjordania. Fran Carrasco, Médicos del Mundo

Coordinadora de ONG para el Desarrollo España

8 de septiembre. Día de las personas cooperantes


El cambio climático pone en riesgo la vida de millones de personas y la existencia del planeta tal como lo conocemos. En este contexto, el trabajo que realizan las ONG por defensa de los derechos humanos, la protección del planeta y la aprobación de leyes que frenen esta deriva es determinante. El mes de septiembre secundaremos la huelga por el clima en todo el planeta.



  • 258 millones de personas se han visto forzadas a migrar por razones medioambientales, según datos de la UE.
  • El cambio climático está directamente relacionado con los modelos globales de producción y consumo. El control legal a las actuaciones de las grandes corporaciones internacionales es urgente.
  • En 2018, fueron asesinadas más de tres personas cada semana por la defensa de la tierra y el medio ambiente. Filipinas, Colombia, la India y Brasil son los países con mayor número de asesinatos.
  • El apoyo que las personas cooperantes ofrecen a quienes defienden el medioambiente es crucial para contener los asesinatos y denunciar internacionalmente la violación de derechos humanos.
  • La Cumbre Climática que se celebra el 23 de septiembre en Nueva York será una oportunidad para demostrar si los Gobiernos tomarán medidas firmes al respecto.
  • Cuatro días después, el 27 de septiembre, la ciudadanía mundial irá a la huelga por el clima en defensa de la casa común que es el planeta.


DATOS SOBRE COOPERANTES:

Nuestras organizaciones cuentan con 600 personas cooperantes que trabajan en más de 100 países junto a más de 4.000 trabajadoras y trabajadores locales. En estos contextos, la protección del personal es prioritaria, también en los entornos de trabajo, por eso hemos reforzado los protocolos de prevención y respuesta en casos de abusos y acoso.

LOS MATICES:

La labor que realizan las personas cooperantes en todo el mundo tiene sentido en la medida en que acompañan procesos protagonizados por quienes viven primera persona las consecuencias de un sistema internacional que atenta contra el planeta y los derechos humanos.


Se prevé que en 2050 más de 700 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares por razones climáticas. A pesar de la gravedad de la situación, el concepto de «refugiado climático» no está contemplado en ninguna legislación internacional.  El cambio climático está agravando situaciones ya de por sí difíciles como las que se viven en Centroamérica o el Sahel. El impacto de la falta de lluvias o las lluvias torrenciales está provocando el desplazamiento masivo de personas e incluso el recrudecimiento de conflictos sociales. En estos casos, el papel de la cooperación es determinante para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas.


El compromiso de los Estados con la Agenda 2030 debe concretarse en medidas reales que frenen esta deriva. Por todo ello, exigimos:


  • Cumplimiento urgente de las leyes internacionales sobre cambio climático, especialmente el Acuerdo de París.
  • Reconocimiento internacional de las personas refugiadas climáticas.
  • Revisión y modificación de los acuerdos comerciales internacionales que atenten contra el medio ambiente, como es el acuerdo entre la UE y Mercosur.
  • Aprobación de un tratado vinculante que obligue a las empresas a garantizar los derechos humanos y a respetar el planeta.
  • En relación a la cooperación, es necesario avanzar hacia una política que responda en formas y fondos a los complejos retos del siglo XXI. En muchos casos, la solidaridad es clave para garantizar la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones.



Un trabajo colectivo por un planeta común. El próximo 27 de septiembre, millones de personas en todo el mundo iremos a la huelga por el clima. Será la primera vez en la historia que la ciudadanía global se para por la defensa de nuestra casa común. Recordaremos a representantes de los Gobiernos que no hay tiempo, que el giro de timón tiene que darse ahora, que nuestro planeta no puede esperar y los millones de personas que sufren directamente el cambio climático tampoco. En un planeta en llamas, la solidaridad es el camino.

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