Alberto Guerrero – cooperante, educador, sindicalista y sacerdote jesuíta- recogió el pasado 9 de octubre de manos del presidente, Ximo Puig, la Alta Distinción de la Generalitat al Pueblo Valenciano por el papel crucial de éste para prevenir y contener la transmisión del coronavirus.
Desde la Coordinadora queremos expresarle nuestra emoción y agradecimiento por la iniciativa de ceder la custodia de la Alta Distinción a todo el colectivo, gesto que acompañó con un café de comercio justo de Nicaragua y una exquisita charla, como no podía ser de otra forma. Pero, sobre todo, queremos reconocer su ejemplo, su trabajo y sus enseñanzas que nos han permitido reforzar nuestro compromiso y ser mejores para avanzar en la lucha contra las desigualdades que han quedado más expuestas que nunca con la pandemia.
Solidaridad en tiempos difíciles
Fue la Coordinadora quien propuso a la Generalitat que fuera Alberto Guerrero quien recogiera el reconocimiento al pueblo valenciano, para agradecerle su implicación y visibilizar así la labor solidaria de una buena parte de la ciudadanía. Una solidaridad que se ha demostrado imprescindible para hacer frente a situaciones tan difíciles como las que estamos viviendo en todo el mundo por las consecuencias del coronavirus.
Alberto tiene una trayectoria de más de cinco décadas de activismo solidario y sindicalismo, principalmente en el ámbito de la cooperación y las migraciones. Ha participado en numerosas ONG, entre ellas CEDSALA, Manos Unidas, ACSUD-Las Segovias, Pau i Solidaritat y Entreculturas. Ha trabajado como cooperante en países como Colombia, Marruecos, Nicaragua, México, Burundi y Albania.
Colectivos esenciales
Tras su jubilación -de profesión era mecánico y trabajaba como operario de mantenimiento en el Hospital La Fe de València- sigue colaborando como voluntario y activista en Comisiones Obreras y en el Servicio Jesuita a Migrantes, en los que colabora como formador y asesor laboral con migrantes y empleadas del hogar, dos de los colectivos esenciales en esta pandemia, pero que a pesar de su importancia para el bienestar de toda la sociedad, soportan condiciones laborales, sociales y económicas muy precarias y, en ocasiones, de explotación.
De hecho, Alberto recogió el reconocimiento portando una mascarilla en la que podía leerse “CIES No”, para reivindicar en el acto el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, en los que se mantienen detenidos a personas migrantes que no han cometido ningún delito.
¡Gracias Alberto! ¡Salud!